jueves, 30 de agosto de 2007

Otras fiestas

Terminadas las fiestas de agosto y tras superar el mono artístico, una amiga me invitó a su pueblo a que disfrutara de sus fiestas. No paró ni un momento en alabar lo conjuntado y agrupado que está su pueblo en las fiestas. Todo se concentra en la plaza del pueblo. Las fiestas quedan inauguradas tras las carrozas que sencillamente hacen los vecinos del pueblo y cuyo emblema viene a significar la decoración del barrio al que pertenece. Lo mejor de las fiestas no son las carrozas, ni los gigantes y cabezudos, ni los puestos de la calle principal. Lo mejor de las fiestas es el baile. Y con esa promesa me fui con ella. Es verdad, la plaza del pueblo tiene un vallado de color verde donde a primera hora de la madrugada van cogiendo posiciones los vecinos para hacer del baile el arte de las fiestas. Con las carrozas el baile se retrasó. Tanto se retrasó que tras dos cocacolas y un montón de pipas nos tuvimos que marchar. Mis amigos abrían sus negocios al día siguiente y un servidor también tenía sus cosas que hacer. Uno que es muy curioso apreció mientras la espera que en la pantalla del baile se proyectaba la gira del grupo que iba a deleitar a el pueble cito con su música. El nombre del grupo era conocido, me sonaba. Pero además se veían unas fotos muy raras. Tan raras que me dejaron mosqueado. Cuando pregunté a mis amigos por los comentarios de los vecinos al día siguiente de ese baile tan esperado las risas tenían tonos escandalosos; además de escuchar buena música los vecinos del pueblo vieron el culo de más de un músico. Y eso no gustó tanto. Tanto, tanto, tanto me llenaron la cabeza con el buen baile de ese pueblo que cuando me pasaron la noticia de los calvos el que más se reía fui yo. Espero que esta noche los influjos de la luna no hagan desnudarse a nadie y el baile sea baile. Porque bailar es un arte y ver bailar a todo un pueblo es un orgullo. ¡¡Va por Usted, Señor Alcalde!!

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