miércoles, 26 de noviembre de 2008

Madrid en crisis

No sé si será el frió, las bajas temperaturas que afecten al bolsillo, a las carteras y a las mochilas. Pero ayer, anoche, me sorprendió en la visita nocturna por la Capital, encontrar los bares casi vacíos, con camareros en las puertas que reclamaban la entrada de los transeúntes. Daba la impresión de no estar en la Plaza Mayor de Madrid y encontrarnos en cualquier Zoco donde los mercaderes te invitan a entrar a sus locales para que veas su mercancía. Es verdad que hacía frió, mucho frió. Lo que más llamó mi atención, después de todo un día delante de un ordenador aprendiendo nuevas técnicas, fue la consecuencia de ese virus que afecta al territorio español y que se llama crisis. Aunque pensándolo bien. ¿Cómo vamos a entrar a un bar que te piden doce euros por una cazuelita caliente? Vamos. No volvemos. No volveremos. Así no se soluciona la crisis. Digo yo.

martes, 25 de noviembre de 2008

Contra todo tipo de violencia


Que los globos traigan paz y sequen las lágrimas de la violencia

lunes, 24 de noviembre de 2008

Aprendiendo nuevas Técnicas


Estoy en Madrid en un cursillo que me trae de cabeza. Estoy, junto a un grupo de profesores de Colegios Franciscanos de otras regiones, haciendo un cursillo de TIC, de aplicacion de las nuevas técnicas de Internet en los centros docentes. Todo es nuevo, pero como es nuevo es como el comienzo de un camino en el que el fin no se ve en el horizonte. Internet es apasionante, está lleno de aventuras, con muchos obstáculos que ayudan a crecer, a saber más, a desarrollar más la mente. Este cursillo está integrado en el Master de Dirección y Gestión que estamos haciendo en Madrid. Aunque lo mejor es la convivencia entre todos. Ya os contaré.

sábado, 22 de noviembre de 2008

happy, un cuento sobre la felicidad

Personalmente, personas como Poppy me sacan de mis casillas. Me gusta el tema de la felicidad, el camino de la felicidad, la reflexión sobre la felicidad, leer sobre la felicidad. También ver sobre la felicidad. happy, es una película fresca, alegre, vibrante, divertida, una reflexión, un entretenimiento. Pero creo que cada uno de nosotros es un happy, es una historia, es un cuento sobre la felicidad. Lo malo es que nunca lo contamos y llenamos nuestra vida de secretos y mentiras. Qué tengáis unos días happys.

Los Niños de Huang Shi

Nunca me han gustado las películas para televisión que se han basado en un hecho real; me parecían muy americanas. Pensé lo mismo cuando decidí ir a ver Los Niños de Huang Shi, de Roger Spottiswoode. Me atrajo el personaje central, Jonathan Rhys, que encarna a un periodista inglés que llega a la China en los años 30 cuando está en plena lucha con Japón, y que se convierte en el director y salvador del orfanato de Huang Shi. La película muestra la vida de un aventurero que en su camino descubre que el amor, la responsabilidad y el valor son valores importantes para mostrar a los más pequeños y a los que no tienen nada. Hay escenas muy duras,pero también muy tiernas y conmovedoras.

Noches de Tormenta


Nunca es tarde para una segunda oportunidad. Tampoco para una tercera, una cuarta, una quinta, una ... Lo importante es vivir el momento, el instante, la oportunidad que pasa delante de nosotros en este momento. No me gusta Richar Gere, no le veo expresivo. Pero me encanta Diane Lane, una mujer que siempre busca ser feliz, cueste lo que cueste, tratando de poner orden a su vida por muy caótica que pueda ser. Muy romántica, de esas películas que le gustan a mi amiga.

Los crímenes de Oxford

Creo que al cine hay que ir a disfrutar, a relajarse, a distraerse. Los crímenes de Oxford, la película de Alex de la Iglesia consigue, por lo menos consiguió en mí, todo lo contrario. No me salí del cine porque no sabía donde estaba la salida y por no mover de sus asientos a los que estaban sentados en la fila diez de la izquierda. Me cansó. Me pareció un film muy pesado, en su filosofía y en su acción. Es una pena que una lista de buenos actores me creen, en la lógica de su ecuación, un aburrimiento tan grande. Lo siento.

El abuelo de Garci

En la Semana de los Mayores me habían invitado como tertuliano en una mesa redonda sobre la película de Garcí, El abuelo, basada en la novela de Galdós y que tan magníficamente interpreta Fernán Gómez. La primera vez que la vi fue a los pocos días de su estreno en el desaparecido cine Tívoli de la calle Alcalá de Madrid. La segunda vez que la vi fue en esa jornada jubilosa en la que mi palabra iba a ilustrar a los espectadores que se acercaran a la Casa de la Cultura. Mi sorpresa no fue el número de mayores que asistieron, ni mis compañeros de tertulia con los que compartiría tan ilustre mesa, ni la ilustre presentación que hicieron de mi persona. Mi sorpresa fue que hace unos años en la figura del abuelo veía a mis mis abuelos y ahora, con el paso de los años, veo a mis propios padres. Esta película me ha hecho mayor. Tal vez por eso mi palabra puede ser interesante, como lo es en sí la película.

viernes, 21 de noviembre de 2008

Sigo por aquí

Hace una semana preparaba el bolso para pasar el fin de semana con mis padres, ir a visitar en el cementerio las tumbas de mis abuelos y celebrar una misa por ellos. Casi todos los noviembres hago lo mismo y ya tengo viciada a mi madre que deseaba con insistencia mi presencia. Cuando lo pienso me emociono y tengo ganas de llorar. Con la salida a escena de una luna impresionante, bella de la muerte, a eso de las siete de la tarde me puse en carretera. Después de algo más de una hora y sin apenas tráfico estaba en Quero. Como vi a mis padres enfrascados en negocios con albañiles convencí a mi hermano Pablo para acercarnos a Villa de Don Fadrique y visitar a una amiga muy apreciada en mi familia.
Quién me iba a decir que a escasos kilómetros de la llegada el destino estamparía en el coche una maná de jabalíes. Tengo el susto de ese momento metido en el cuerpo, pero es mayor el destrozo psicológico de pensar qué pudo pasar, el darle vueltas a otras posibilidades, el imaginarme con el pijama de madera si no hubiera frenado el coche al borde del precipicio, si hubiera matado a mi hermano, si me ocurre solo en una carretera ajena.
Ha pasado una semana y parece que la vida me da más posibilidades de eso, de vivir, de disfrutar de los míos, de esas cosas sencillas que hacen que la vida valga la pena vivir. Siento como si mis talentos tuviera que seguir invirtiéndolos en esta tierra, como si la luna, divina de la muerte, no me quisiera cerca, como si mis abuelos no me quisieran cerca, como si mi vida bien podría valer una misa de acción de gracias porque, en el fondo, no pasó nada y solo tengo unas quemaduras. Os podéis imaginar, me emociono … con nada

Titulitis

No soy una persona que se fije mucho en los títulos que uno consigue en la vida, sino, más bien, en la inteligencia que mostramos con nuestros conocimientos, en la humildad del saber, en el depósito cultural que uno ha ido creando. Hay hombres sencillos, indoctos, muy cultos, y hombres con muchos títulos en su historial que son poco inteligentes.
Desde hace un mes llevo buscando mi título. La titulitis tampoco me afecta. Para un curso especializado en dirección y gestión nos han pedido una fotocopia del título académico y del documento de identidad. Me he vuelto loco buscándolo. Os podéis imaginar que no soy de esos que enmarcan y cuelgan en el despacho, que más me hubiera valido. He mirado en todos los rincones de mi celda, en todas las cajas y agujeros y no me aparecía. Parado en seco y reflexionando he llegado a la conclusión que nunca había visto mi título, que no sabía cómo era, que nunca lo había tenido entre mis manos. Sé que lo solicité, que lo pagué cristianamente y que encargué a alguien que me lo recogiera.
Ayer llamé a Salamanca y allí está muerto, dormido, abandonado, lleno de polvo. Me imagino que en el diploma vendrán escritos mis créditos como Bachiller en Teología, aunque más bien debería estar escrito: Don Gregorio Rivera, Licenciado en Títulos Olvidados. Y mi habitación patas arriba buscando esa cartulina.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

La paciencia del cocodrilo


Me decía, un amigo, que no hay nada mejor que tener la paciencia del cocodrilo para llevarse una deliciosa pieza a la boca. Me contaba lo que le ocurrió en el Colegio de su sobrino.
Era una fiesta particular donde solo estaban invitados padres y abuelos. Por la amistad con una profesora pudo entrar y haciéndose el tonto llegó a la clase donde se celebraba el divertido evento. Con la baba a punto de derramarse, los pies subidos en una tarima y la máquina de fotos en la mano no descartó ningún momento para fotografiar a su encantador sobrino, porque los sobrinos son encantadores. En esto que una monja, famosa en el colegio y en la región, se encuentra con tan gran energúmeno haciendo fotos a diestro y siniestro. Modales y ademanes no le faltaron a la religiosa para interrogarle. ¿Es Usted padre? No, soy tío. ¿Es Usted abuelo? No, ya le he dicho que soy tío. Pues mire, Usted, aquí no puede estar. La puerta de salida está al fondo.
El tiempo pasó. Mi amigo, que es enfermero, y que se está preocupando profesionalmente muy bien con mis quemaduras, dice que un día la ve por los pasillos del Hospital. Buscaba, junto a otra religiosa del mismo hábito, a un niño del Colegio que estaba ingresado; el niño, si no recuerdo mal, se llamaba Jairo, un nombre que suena a milagro. Mi amigo vio que esta era la suya. ¿Es Usted pariente del niño? No, soy una profesora de su Colegio. ¿Es Usted un familiar cercano? No, ya le he dicho que soy una profesora. Pero por favor, déjenos verle. Me imagino que en su Colegio tendrán unas normas y que las cumplirán a rajatabla. En un Hospital también. Además, son las ocho y media de la tarde y ya no es hora de visita. Al fondo está la puerta de salida.
Lo dicho, hay que ser un poco cocodrilo y servir la venganza en frío.

lunes, 17 de noviembre de 2008

La última lección: frases

Cada día hay algo que nos recuerda por qué merece la pena vivir.

Colaborar en la consecución de los sueños de los demás es aún más edificante que realizar los propios.

Los muros están por una razón: nos dan la oportunidad de demostrar cuánto deseamos algo.

Siempre se puede cambiar de plan, pero sólo si se tiene alguno.

Permitíos soñar.

La experiencia es lo que te queda cuando no consigues lo que querías.

Si encauzáis la vida por el camino correcto, los sueños vendrán a vosotros.

No podemos cambiar las cartas que la vida nos ha repartido, pero sí cómo jugamos nuestra mano.

La suerte es lo que ocurre cuando la preparación coincide con la oportunidad.

Preguntáis si estáis invirtiendo el tiempo en las cosas adecuadas.

No os rindáis jamás.

Mis padres me dijeron que una persona vale lo que vale su palabra.

Randy Pausch

jueves, 13 de noviembre de 2008

Alcalá de Henares y IV

No sé si escribir al Señor Alcalde de Alcalá de Henares por la suerte que tiene de representar a una ciudad tan grande, importante y que cultural y socialmente se ha promovido mucho, o escribir a mi Señora Alcaldesa para mostrarle, con todo mis respetos, lo que he visto en la complutense villa. Prefiero lo segundo, me gustaría ayudar a mover, a promover y a ensanchar las miras externas e internas de esta castellana villa.
Si bien es cierto que la mañana del sábado la dediqué a mis asuntos pastorales, la tarde la ocupé en recorrer, con mucha nostalgia y alegría, el núcleo complutense. Mientras mis pisadas hacían historia, reconocían puertas, descubrían ventanas y aventuraba la imaginación, la nueva Alcalá se me hacía un jugo de envidia; una nueva edición de la semana cinematográfica, ecos de los días cervantinos, nuevas esculturas ilustres, ediciones de pintura, recorridos teatralizados y una original manifestación deportiva destinada a potenciar la orientación, sin contar los tranquilos turistas que recorren las calles con asombro callado.
Qué envidia. Ya tengo ganas de echarme a la cara a los responsables de cultura y deporte de La Puebla para contarles mi destellada tarde alcalaína y, desde el que se pueda hacer, ponernos manos a la obra para enriquecer el pueblo de Fernando de Rojas:
potenciar el deporte de orientación, de riesgo o de lo que sea, y a la edad que sea;
homenajear a la Celestina con una escultura;
sacar los pinceles a la calle y no las brochas de los que inspiran los sueños pueblanos;
pedir a los poetas que escriban sus coplas y las canten en la velada;
que los libros salgan de las estanterías y recorran calles, bares y posadas;
que las cámaras de video y de fotos registren estos instantes en los que despertamos,
y que, el silencio de la clausura, rece por la perseverancia de un esfuerzo que hemos de hacer entre todos para hacer grande esta villa dormida.

Alcalá de Henares III

Hoy, 13 de noviembre es San Diego de Alcalá. Sin quererlo ni pretenderlo, la mente regresa, en esta semana, un día más a Alcalá de Henares. Hoy pienso en esa recta maravillosa que une la calle Reyes Católicos con la calle Mayor, haciendo parada obligatoria en la magnífica Magistral y, sin detenernos en el “monigote” de la Plaza Cervantes, llegar al convento de San Diego de Alcalá.
En nuestro recorrido partimos de la parroquia de San Francisco que, por la amplitud de la calle, la magnitud de su acera, y la modernez de su planta, podrían hacer que el edificio pasara desapercibido en nuestra andanza. El título de “parroquia” en su pared y una bonita escultura del santo seráfico con el hermano lobo dan su identidad. Nos encontraremos con todo tipo de razas; hombres y mujeres que han buscado en Alcalá una posibilidad en sus vidas para ser libres y felices.
Llegando a la Iglesia Catedral, donde se encuentra el cuerpo de San Diego en una capilla lateral, el ambiente se rejuvenece gracias a la facultad de economía. Se notan los grandes cambios y mejoras que se han realizado en el recinto sacro; se respira silencio, armonía y paz. Junto al humilde fraile franciscano rezaremos, siempre preguntándome por qué está su cuerpo con los curas y no con los frailes.
La calle Mayor, llena de turistas, es una avenida preciosa, antigua, medieval, renacentista; sus arcos y soportales invitan a una tertulia literaria o a un paseo por los libros y la historia.
Llegamos al convento de San Diego de Alcalá regido por Hermanas Clarisas. Lo primero, comprar sus deliciosas almendras garrapiñadas. Lo segundo, hablar con cualquiera de sus monjas que nos llenarán el espíritu de paz, amor a Dios y agradecidos a la vida. Lo tercero, si se dejan, escucharlas cantar.
Si me olvido, dice la canción salmista de Jerusalén, yo digo de Alcalá de Henares, no sería agradecido.
Feliz día de San Diego.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Alcalá de Henares II

Como ese Enamorado anónimo, del musical de la copla en el teatro Rialto de Madrid, o como ese abstracto artista barcelonés de Vicky Cristina Barcelona, yo en Alcalá tengo tres amores. Sí tres amores en un mismo puerto. Una gozosa locura.
Trato de evitarlas, me meto por calles ajenas a sus puertas, aunque el aroma de su música está orgullosamente muy adentro en mí ser. Son tres; la Juani, la Clara y la Diega. Parece multitud pero me parecen pocas.
La Juani es joven, delgada, estirada y muy lista la condená.
La Clara es sencilla, muy buena, tan humilde que se hacía siempre lo que yo quería.
Y la Diega no se queda atrás, trabajadora, vive ajena a sus competidoras porque sabe que ella es
la más dulce de todas y por eso tiene la fama.
A las tres las quiero mucho, son parte de mí. Ellas estuvieron en aquel momento importante de mi vida cuando el hombre del arroz en la ciudad complutense me selló con el aceite y me hizo caballero de una dama mayor, de alta nobleza, y me hizo perla de tan buen botín.
El sábado, después de quince años, en el mismo sitio me junté con las tres: la Juani, la Clara y la Diega. Tardaron en reconocerme, lo años me han hecho el doble, pero mi nombre las volvió a seducir: palabras, besos, caricias y promesas de volvernos a ver. Para ellas no soy un enamorado anónimo y mi nombre manchego es Goyo, el de Quero.
Dicen que quien tiene un tío en Alcalá ni tiene tío ni tiene ná. Yo tengo dos tíos, seis primos y tres amores que no puedo olvidar: la Juani, la Clara y la Diega. Tres amores que bien se merecen una copla de amistad.

Alcalá de Henares I

No conozco, en mi entorno, a nadie que quede, con frecuencia, a tomar café con su primer rollete, que fijen una cita para ir juntos al cine o queden para comer y cenar. Más bien, noto por mis amigos que se tiene una cierta distancia y educación prudencial para que, a través de una cortesía, ciertas intimidades queden protegidas. Se suele decir que el primer novio no se olvida, que el primer beso no se olvida, que la primera vez no se olvida. Pero en la vida hay más días, más novios, más besos, más veces que hacen que nuestra vida sea una aventura nómada.
Algo por el estilo me pasa con Alcalá de Henares, mi primer destino. Fue tan agradable la experiencia en todos los sentidos que no se puede olvidar, pero tampoco se puede difundir. El sentido de obediencia y la disponibilidad responsable me hicieron salir de allí. Han pasado muchos años, quince, y se dicen pronto.
El sábado volví a la ciudad complutense, callejee sus calles y me encontré con aquellos que me hicieron muy feliz durante dos años; un destino corto, pero muy sabroso. Cómo ha cambiado Alcalá: económicamente, su cultura, su geografía y su gente me parecen distintas; llena de nuevas industrias y centros comerciales; con muchas iniciativas teatrales, cinematográficas y deportivas, con muchos turistas por las calles; con calles peatonales, con monumentos restaurados y nuevos monumentos, las cafeterías de siempre y las nuevas imágenes del café, árboles y parques cuidados. Pero es su gente la que me llama la atención; multicultural, pluricolor, y con nuevos sonidos.
Me daba envidia de la nueva Alcalá, de haberme perdido su crecimiento, su cambio y extensión. Pero de seguir allí no hubiera percibido su alteración y me hubiera perdido otros amores que están en mi conquista.

domingo, 9 de noviembre de 2008

El Cristo de San Damián entre los jóvenes de Castilla



No me busquéis entre los jóvenes de la foto. No estoy. Me largué a tomarme un pincho de tortilla. No es la primera vez que evito este tipo de fotos. Da la sensación de que uno no estuvo allí, pero que le vamos a hacer. Durante la charla tenía encima un concierto de tripas que de alguna forma había que aplacar. Tengo que volver, la chica que me atendió lo hizo tan amablemente que antes, mientras me preparaba el tentempié me sirvió una taza de caldo para evitar el frío; el frío de fuera, que era grande, y el frío de dentro, que también crecía. Pero la foto es chulísima.
Todavía me siguen impresionando las aceras de Alcalá de Henares; son tan pequeñas, estrechas y mínimas, en algunas calles de La Puebla de Montalbán que cada vez que piso Alcalá siento emoción ante tanta amplitud. Pero no fui a Alcalá de Henares a pasear. Y pasar lo hice en un buen rato. Pero la cita era un primer contacto con los jóvenes responsables de la Pastoral juvenil de nuestros centros pastorales para tener una jornada formativa.
Lo bonito. Lo emocionante. Lo que me llenó fue esa breve oración al comienzo en la perfumada parroquia de San Francisco junto a las hermanas clarisas de los tres conventos que hay en Alcalá, los feligreses, columnas fuertes y santas que conozco desde mis comienzos, y los jóvenes. Entronizamos un Cristo de San Damián, replica exacta del que le pidió a Francisco que reparara su Iglesia y que, en esta ocasión, como si de un pequeño forum de jóvenes se tratara, sigue llamando a jóvenes franciscanos con la misma misión.
Cuantos recuerdos. Cuantas personas. Cuantas historias. En fin, un día muy bonito para mi.

Vicky Cristina Barcelona







Casi cumple su palabra. En la rueda de prensa que Woody Allen dio en Nueva York en marzo de 2007 reveló que su próxima película sería romántica, seria, divertida y con sangre. La película es romántica, Bardem, Juan Antonio, un destacado pintor tratará de seducir a dos turistas americanas. La película es seria, al más puro estilo woodyallen, donde nuestros protagonistas no se ríen si no tienen una copa de vino cerca. Es divertida, el narrador, con el soniquete pueblano de "la Vicky", "la Cristina", hace reír al espectador. Será en la última escena de la película cuando una pistola se dispare, haciendo un pequeño rasguño a una de las protagonistas. Parece el nombre de una persona, pero detrás del título, Vicky Cristina Barcelona, aparece un bello recorrido, en imágenes, sonidos y paladares, de una nueva España. Cataluña y Asturias se dan la mano con una deliciosa copa de vino. Creo que Penélope Cruz destaca en su papel de amante herida, María Elena, frente a la guapa Scarlett Johansson. Se nos muestra una visión libre y espontánea del amor, la afectividad, el sexo y las relaciones humanas. Aquí nadie se acompleja de nada.



Devuélveme el rosario de mi madre


Fue una amiga la que llamó mi atención sobre una colección de rosarios que hay en el mercado. En concreto fue uno, de carácter misionero que tenía a la Madre Teresa de Calcuta como referencia. Desde hace unas semanas vengo observando los fascículos y las piezas coleccionables.
Me llamó la curiosidad un rosario que recibe el nombre de corona franciscana. No la desconocía, de hecho, muchos miércoles se ha rezado en nuestro convento la corona basada en motivos de alegría de la Virgen María. Me extrañaba que fuese conocido fuera de los muros seráficos. No dudé en comprar una y mandársela a mi madre. Claro está, ya le llamaría para advertirla que el rosario no consta de cinco misterios como los normales, sino de siete.
El martes le llegó y ante mi advertencia mi madre me contó una cosa que le ocurrió hace unos años. Ella tenía un rosario muy bonito de gran valor. Yo creo que será de gran valor afectivo porque mi familia es pobre y lujos ha habido pocos en su andadura. Mi madre dice que tenía un misterio desgastado. Había conseguido varios elementos y quería cambiarlos para que no se rompiera más. Por mi pueblo pasó un hombre de esos que hace chapuzas a domicilio y, por hache o por lo que sea, el tema del rosario salio y el hombre le dijo que conocía a una persona muy piadosa y religiosa, sabedora de estas cosas, y que se lo podía arreglar. Mi madre deseosa de ver el rosario de su madre en buenas condiciones se lo confió. Paso el tiempo y mi madre empezó a desesperar. El tiempo pasaba y ya cantaba la canción de María Dolores Pradera, Devuélveme el rosario de mi madre. Como un milagro el hombre apareció un día por el pueblo, con el rosario, claro. Pero la sorpresa de mi madre fue mayúscula cuando vio que lo que había hecho el técnico religioso, en vez de sanar lo que estaba mal, las nuevas piezas las había unido al rosario. Mi madre tenía ahora un rosario de seis misterios. ¿Con que esa persona era piadosa y religiosa y sabía de estas cosas?
No me extraña que ahora mi madre esté contenta pues tiene un rosario, de cinco misterios, como toda la vida; tiene un rosario de siete alegrías franciscanas; y tiene un rosario de seis misterios, pieza única y misteriosa, que le dejó su madre, mi abuela, la cual me enseñó a rezar. Desde estos días la canción de la Señora Pradera tiene un gran significado para mí.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Y el sueño se hizo realidad

Despierto con la buena noticia de que un afroamericano, como llaman en Estados Unidos a la mayoría de los hombres de raza negra, va a ser el Presidente de esa enorme nación. Y me alegro muchísimo.
Me gustaría saber inglés para lanzar frases a los aires, pero desde mis pobres y humildes conocimientos, desde mi español manchego, tengo el vocabulario, como el corazón, que no se saben expresar.
Me gustaría dominar el ordenador y poner estas palabras de color púrpura, en homenaje a la película que expresa muy bien la lucha del hombre por ser igual, o a la gran serie que desde chico mis padres me dejaron ver en la tele, la televisión en blanco y negro, Raíces.
Creo que por primera vez, sí, por primera vez, miro a América con envidia, emoción y lágrimas en los ojos, porque es digno de que mi sobrino sea consciente de este sueño americano, sueño europeo, sueño africano. Si son asombrosas las palabras de Barack Obama que celebran su triunfo, no se quedan atrás las de su contrincante, McCain, que políticamente correctas, no dejan de ser reconocedoras del momento histórico que vive América.
Hoy me despierto enormemente feliz, aunque sigo dándole vueltas a las cosas que merecen la pena en esta vida, porque algunos se empeñan en no amanecer. Qué feliz estoy. Dejadme disfrutar de este día.
Buenos días nos dé Dios, y que salve a América.


martes, 4 de noviembre de 2008

Cosas que hacen que la vida valga la pena








Reflexionaba en la oscuridad de un viaje de vuelta y con viajeros desconocidos sobre qué cosas hacen que la vida valga la pena. No me estoy refiriendo a la película de Manuel Gómez Pereira y las comeduras de coco de Hortensia y Jorge, Ana Belén y Eduard Fernández. Me refiero a esas cosas personales que son la chispa de la felicidad y motivo de alegría profunda; cosas esenciales para mí y que me hacen sentir especial. Esas cosas que son importantes para mí, que dan sentido a mi vida y pueden ser luz para aquellos que viven acobardados en la oscuridad. Con mala letra empecé a enumerar en el autobús unas cuantas “cosas”:
- mis padres, hermanos y sobrino; mi trabajo, mi vocación, mis ideales;
- los amigos, los buenos amigos, los que están ahí y con los que puedo tomar un café;
- los libros y las películas;
- la posibilidad de andar por el Paseo del Colesterol;
- el último complemento que me he comprado;
- tener la ilusión de un día viajar y moverme cada día con espíritu aventurero;
- poder escribir los Buenos días y colgar mis ideas en mi Blog;
- los lunes en Madrid;
- que los alumnos me diga que soy el mejor profesor y se sorprenda cuando les digo la edad que tengo;
- soñar con ir un día a la India;
- el cariño y aprecio que me tienen las monjas; …
Podría seguir. Vosotros también podríais ayudarme a descubrir esas “cosas” por las cuales valga la pena vivir. Como dice el poeta: Amanece, que no es poco.


domingo, 2 de noviembre de 2008

La última lección


Hace unos días llovió mucho, demasiado. El cielo encapotado parecía viciarse con verter agua en La Puebla y casi nos inunda el patio del recreo de nuestro colegio. Como contrapartida al día anterior, que hizo hasta calor, me coloqué el pantalón del pijama, una camiseta vieja, ajustada, y me metí en la cama a dormir la siesta; quince, veinte minutos, no más. Después, en la cama también, me puse a leer. La tarde no era para menos: el pijama, la lluvia, el libro, solo faltaba un poco de música, un viejo disco de Sting. Después de más de una hora de lectura tuve que ponerme el chándal, protegerme con un chubasquero y con el mp3 salí a andar bajo la espesa lluvia. Necesitaba sentirme vivo. Necesitaba hablar conmigo mismo. Necesitaba hablar con Dios.
El libro que tengo entre mis manos es muy bueno, de esos que no se pueden dejar y, mucho menos, regalar. Un hombre de cuarenta y siete años se despide de la vida, de su esposa, de sus hijos, de sus amigos, de sus alumnos, en La última lección. Randy Paush, después de muchas sesiones de quimioterapia para luchar contra un cáncer sabe que su vida está limitada a un tiempo de seis meses y decide que su última conferencia, su última lección, sea un recuerdo para sus tres hijos pequeños todavía.
¿Qué me hace único? ¿Qué es lo que solo yo puedo ofrecer? No podemos cambiar las cartas que nos reparten, pero sí como jugamos nuestra mano, dice el autor, que falleció el pasado 25 de julio. Cada día, comenta, hay algo que nos recuerda por qué merece la pena vivir. Lo que nos hace únicos, lo que nos diferencia, los que aportamos a los demás son nuestros sueños. Si somos capaces de vivir nuestros sueños podemos sentirnos afortunados. Por eso, Randy Pausch tituló su última conferencia con Alcanzar de verdad los sueños de la infancia.
Creo que este libro lo debes de leer.

sábado, 1 de noviembre de 2008

14 Kilómetros





14 kilómetros. Me llamó mucho la atención el título de esta película de Gerardo Olivares. 14 kilómetros es la distancia que separa África de Europa, es la distancia de muchos sueños que tienen sus raíces en un espacio mayor. Buba, Violeta y Mukela, desde diversos puntos nos van a mostrar el recorrido que hace el hambre y al que nadie puede poner freno.
14 kilómetros es una dura, cruel y bella película que muestra, como han dicho muchos ingenieros del tema, el mayor problema que tiene la sociedad del naciente siglo XXI, la inmigración. Con los protagonistas recorreremos gran parte del territorio africano con el fin de hacer posible un sueño, evitar un conflicto, o saciar la tremenda necesidad de una familia, de un pueblo que mira hacia Europa como un paraíso terrenal; atravesarán Mali, Níger, los territorios del Tuareg, el desierto del Teneré, los controles fronterizos de Argelia y Marruecos, para atravesar, al final, los 14 kilómetros hasta llegar a las costas españolas, no sin antes sortear la suerte de las mafias y corrupciones.
Como Buba y sus compañeros de viaje, cada año más de 600.000 personas intentan hacer realidad el sueño europeo. En la película alguno de los protagonistas consiguen llegar a España, pero todos sabemos que muchos mueren en el intento sin encontrar un Padre Pateras que les ayude. En palabras de su director, creo que es un buen documental ficcionado que nos hace ponernos en la piel de esos hombres y mujeres que nos miran como si fuéramos algo y que en el fondo somos iguales. Merece la pena verla.

Mi amiga es un águila



Mi amiga es un águila. Escuchaba a Sánchez Dragó una definición de literatura, que había leído en un graffiti en una taberna de la calle Príncipe de Madrid, donde venía a expresar que era aquello que no se podía manifestar con la simple vida. La vida es bella y merece la pena vivirla. Pero en ella encontramos seres maravillosos que ponen de manifiesto con sus palabras o dibujos, con sus investigaciones o escultura, con sus sueños y arquitecturas, con los instrumentos que tienen cerca, que la belleza es muestra de una vida mejor. Es la condición del artista, del creador, del genio; un inconformista que no se contenta con la vida que le ha tocado vivir y trata de crear el condimento que le falta para mostrarlo a los demás.
Tengo una amiga que es una artista, sabe crear y podría ser un genio, su humildad le lleva a ser una persona normal. Eso es bueno, pero para ella no. El que ha recibido un don, un talento, un tesoro, debe ponerlo al servicio de la comunidad, más si su capacidad es manifiesta. Espero que tras un periodo de reflexión pueda volar con su inteligencia como un águila y no se conforme con ser una simple ave de corral.
En su fondo, y en el fondo de cada uno, hay cualidades que nos pueden hacer volar muy alto y, por comodidad, por inercia, por rutina, preferimos ser seres rastreros y que nos den las cosas hechas. Hasta Sancho Panza disfrutó de la aventura ingeniosa.