sábado, 1 de noviembre de 2008

Mi amiga es un águila



Mi amiga es un águila. Escuchaba a Sánchez Dragó una definición de literatura, que había leído en un graffiti en una taberna de la calle Príncipe de Madrid, donde venía a expresar que era aquello que no se podía manifestar con la simple vida. La vida es bella y merece la pena vivirla. Pero en ella encontramos seres maravillosos que ponen de manifiesto con sus palabras o dibujos, con sus investigaciones o escultura, con sus sueños y arquitecturas, con los instrumentos que tienen cerca, que la belleza es muestra de una vida mejor. Es la condición del artista, del creador, del genio; un inconformista que no se contenta con la vida que le ha tocado vivir y trata de crear el condimento que le falta para mostrarlo a los demás.
Tengo una amiga que es una artista, sabe crear y podría ser un genio, su humildad le lleva a ser una persona normal. Eso es bueno, pero para ella no. El que ha recibido un don, un talento, un tesoro, debe ponerlo al servicio de la comunidad, más si su capacidad es manifiesta. Espero que tras un periodo de reflexión pueda volar con su inteligencia como un águila y no se conforme con ser una simple ave de corral.
En su fondo, y en el fondo de cada uno, hay cualidades que nos pueden hacer volar muy alto y, por comodidad, por inercia, por rutina, preferimos ser seres rastreros y que nos den las cosas hechas. Hasta Sancho Panza disfrutó de la aventura ingeniosa.

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