viernes, 23 de octubre de 2009

El Tenorio Mendocino.


El Tenorio Mendocino.
Tienes que venir a Guadalajara, si te gusta el teatro, a ver, El Tenorio Mendocino. El nombre de la familia Mendoza siempre irá asociado al de la provincia de Guadalajara y, sobre todo, al de su capital. Oriundos de una pequeña aldea de Álava, los Mendoza emigraron a Guadalajara en el siglo XIV y, poco a poco, fueron aumentando sus posesiones. Pretendían descender de los Reyes de Navarra y del Cid Campeador, pues una de sus hijas se casó con un rey navarro.Como todos los Mendoza, fueron primeramente partidarios de "La Beltraneja", pero tras el nombramiento de Pedro como cardenal, éste se decantó en 1493 por el bando de Fernando e Isabel. Su apoyo a Isabel les valió el pasar a formar parte de la grandeza de España, a la vez que la conquista del reino de Granada les supuso conseguir sustanciosos bienes; así, aunque no poseyeran el Señorío de la ciudad de Guadalajara, tanto Diego Hurtado como su hijo el Marqués de Santillana y los Duques del Infantado actuaron y mandaron en la ciudad como si fueran "sus señores". Establecerían su corte humanista, extendiendo su "renacimiento mendocino" por todas las cortes nobiliarias, como se ha podido comprobar en las sucesivas ponencias del curso de verano Las claves de un renacimiento femenino: en busca de la "ciudad de las damas".

Surge este Tenorio a iniciativa de los Amigos de la Capa de Guadalajara, que en la noche de ánimas "capaban" (entendiendo por "capar" imponer la capa al nuevo socio)a algún nuevo miembro y, después de una suculenta cena, se recitaban en un local cerrado algunos versos del Tenorio. Alguien tuvo la feliz idea de hacer una escena en la calle, y al año siguiente se propuso hacerlo en las calles de Guadalajara, idea nada sencilla pero no imposible para estas gentes dispuestas a todo. A partir de ahí se crea la Asociación Gentes de Guadalajara, que es en quien se sustenta organizativamente este evento, que tendrá lugar todos los años las noches del 31 de octubre y 1 de noviembre.

Se buscan espacios para representar las escenas y se hace coincidir el espíritu del don Juan, mito y rito, con monumentos representativos de nuestros Mendoza, eligiendo seis espacios para siete escenas que no han variado en el tiempo y que son: la Plaza de Nuestra Señora La Mayor y Concatedral de Sta. María (donde se desarrolla el retablo preambular y la primera escena o de la Posada del Laurel), el Palacio de la Cotilla (escena de la reja), el patio del instituto Luis de Lucena (el claustro y convento), Palacio del infantado (escena de la quinta o del sofá), patio del Luis de Lucena, fachada de Covarrubias (escenas del cementerio y escena final) y la Iglesia de los Remedios (escena de la cena).

Lo realmente innovador en este espectáculo es que los actores y figurantes (alrededor de 100 personas) se mueven por todos los espacios acompañados por aproximadamente 2.000 personas, con lo que todo ello conlleva de dificultad organizativa.

Una aportación que fue una experiencia inolvidable para nosotros fue sacar adelante dos ediciones el Tenorio Itinerante, que consistió en realizar cada escena en un pueblo diferente.



miércoles, 21 de octubre de 2009

AUBAMAHU


Uno que es de carne y hueso y, por tanto, de vez en cuando debe de ir al servicio, me quedé sorprendido y la sorpresa se convirtió en sonrisa cuando, hace unos días, encontrándome en unas oficinas tuve que ir rápidamente al servicio para hacer mis necesidades. Detrás de la puerta, con letra grande para leer con facilidad mientras uno está sentado en el trono, estaba escrito el siguiente cartel, cuya sentencia, por ser todos humanos, podríamos corresponder con el buen uso de estos cuartos tan poco indicados, pero tan necesarios a la vez.
Apliquémonos la moraleja, si es que la tiene.

Si termináis el rollo de papel hay más en el armario de este pasillo...
Gracias en nombre de los que descubrimos que se ha terminado cuando estamos acabando de hacer nuestras necesidades.

Sí crees que al siguiente no le va a gustar el olor ambiental que dejas: Abre la ventana.
Gracias en nombre de los que todavía tenemos nariz.

AUBAMAHU
Asociación por unos Baños MAS Humanos.

¿Tiene moraleja, o no?


domingo, 18 de octubre de 2009

Gracias por venir.

Creo que, entre nosotros,
sobran las palabras,
y más si son escritas.
Aún así,
¡¡¡ Gracias !!!

miércoles, 14 de octubre de 2009

20 cosas que quiero hacer antes de cumplir 20 años.

Hace un mes aproximadamente, preparando unas dinámicas en mi nuevo colegio, escuché el título de una de ellas y sentí una gran curiosidad e interés. ¿Qué veinte cosas te gustaría hacer antes de cumplir los veinte años? Figúrense, voy superando los cuarenta con creces y de pronto me vi vuelto en aquellos años en los que uno apenas tiene aspiraciones, todo da igual. Tal vez no todo, por un lado estaba ese deseo de salir del pueblo haciéndonos militares que tan común era por entonces. Hoy a nadie se le ocurre.
Lancé la pregunta por el tuenti, una red de comunicación por Internet frecuentada por los jóvenes de hoy, pero el resultado fue casi nulo. Tan solo un joven, en mensaje privado, me comentaba que le gustaría, antes de cumplir los veinte años, conocer China. Por tanto, llegado el momento de la convivencia estaba muy interesado en las respuestas que los jóvenes que tenía cerca daban a esta reflexiva pregunta. No les resultó fácil; hubo que dejar bastante tiempo para el trabajo personal. Pero al final salió.
Como era una dinámica de conocimiento personal no se trataba de llegar a unas conclusiones, aunque fue muy bueno contrastar qué fue lo que puso uno, qué puso el otro, qué escribieron los de allí y los de acá. Porque los Otros también nos pueden ayudar a tener aspiraciones. Como digo, no pretendía conclusiones y, menos, llenar una tabla. Pero para no perder mi curiosidad e interés por el tema fui tomando nota, sin orden de importancia, de aquello novedoso que iba respondiendo a la pregunta:
¿Qué veinte cosas te gustaría hacer antes de cumplir veinte años?

1. Terminar la ESO.
2. Tirarme en paracaídas.
3. Hacer Interrail.
4. Hacer una carrera.
5. Estudiar idiomas.
6. Conservar los amigos.
7. Escribir una novela.
8. Sacarme el carnet de conducir.
9. Ser monitor de grupo.
10. Conocer a algún famoso.
11. Donar sangre.
12. Perder la virginidad.
13. Compartir mi tiempo a los demás.
14. Naufragar.
15. Formar un grupo de música.
16. Ver la final de la Champions.
17. No pasar necesidad.
18. Tener un perro.
19. Componer una canción.
20. Ir a Las Vegas.




Ahora nos toca a nosotros, que ya perdimos el hada de los deseos juveniles hace tiempo, preguntarnos por las ilusiones de los cuarenta, cincuenta, sesenta, setenta, ochenta, noventa y cien. Porque quién no tiene ilusión no tiene vida. Y necesitamos mucha vida y mucha ilusión para acompañar a estos jóvenes en la maduración de su persona, en la responsabilidad de sus vidas y en hacer, en la medida de sus posibilidades, realidad sus ilusiones. Tener veinte años no es la palacea de la vida, pero es una edad muy bonita.

Gracias, Chic@s. Y que vuestros sueños se hagan realidad.

lunes, 12 de octubre de 2009

Manolo

No sé qué cenaría anoche Manolo, un mendigo de unos treinta y ocho años, que se pone en la iglesia de San Nicolás las tardes de los domingo con el fin de sacar algo. Algo para ir a ver a su madre. Algo para irse a vendimiar al norte. Algo para poder arreglar el cargador del móvil. Algo ... Algo para comer.
Anoche, tras la misa de nueve de la tarde, la que recoge a todos los tardíos de Guadalajara, le pregunté lo que había sacado y ascendía unos pocos céntimos al euro. No sé si en el bolso, donde lleva la ropa limpia mezclada con la ropa sucia, escondería algún bocado. Últimamente lleva un maletín donde guarda las cosas de aseo, algunos papeles y unos libros de crucigramas, que siempre está dispuesto a darme alguno.
Anoche, Manolo, estaba muy nervioso, si bien con unos amigos que estuvieron por aquí fue muy amable. No es futuro vivir de la caridad en la puerta de una iglesia por muy real que sea el título que ostenta la de San Nicolás. Pobre Manolo. Estuve un buen rato con él; me trata con mucho cariño y habla muy bien de mí, y eso que a lo más le doy comida o algo caliente. Nunca le doy dinero. Creo que con estos pobres hay que compartir algo distinto, el tiempo, la palabra, el afecto, pero nunca el dinero, salvo lo necesario.
Manolo es muy bueno, es un niño muy grande y fuerte. Manolo es un amigo, como conocer un amigo que se está haciendo buen amigo, porque desde su pobreza te hace reflexionar la vida, tu vida, mi vida, y te das cuenta de lo que tienes, lo que aspiras y lo que eres desde el corazón. Por eso digo que Manolo es muy especial, por lo menos para mí. Él me ha abierto las puertas de Guadalajara y no tiene ninguna llave.


lunes, 5 de octubre de 2009

Gracias, Paloma.

El sábado 26 de septiembre pude ver a Paloma Moratilla. No fue una visita sorpresa, el encuentro estaba avisado desde el mes de junio. Tenías en Guadalajara una boda. Pero el momento sí fue esperado y deseado. El verano ha sido duro, seco y, a pesar del calor muy frío. Como ese chiquillo que cuenta los días, así me sentía yo, aguardando la visita de Paloma, de mi amiga Paloma.
Con ella he compartido muchos cafés y proyectos, radio y poesía, y, aunque suene raro, hemos tenido mucho tiempo para hablar de cultura, pero sobre todo de religión. No vino sola, como una niña buena vino con sus padres; con las conversaciones buenas que hubiera tenido con este hombre, de pinta nerudiana, si no hubiera sido por esos gigantes perros que protegen sus carpetas de poesías y mil historias.
Gracias por tu amistad.
Gracias por tu visita.
Gracias por traer historias.
Pero sobre todo, gracias por el café.
Un beso.