viernes, 17 de julio de 2009

Semana Negra en Gijón.

Unas horas antes de tomar el autobús que me acercaría desde Madrid a Gijón recibí un mensaje de un amigo que me decía, "Te va a pillar la Semana Negra. Disfrútala". La verdad es que me asusté un poco, todo lo negro me asusta, y sabiendo quién me lanzaba a disfrutar hacía que pusiera en cuestión la invitación. Ya en Gijón, en una Oficina de Turismo cerca de la playa de san Lorenzo, pregunté. Creo que hasta mi amigo me miró mal. Con lo que te gustan estos eventos culturales y no saber lo que es la Semana Negra, parecía increparme. Pero no, no sabía nada. Es más, es la primera vez que lo escuchaba. Y si bien no he tenido Semana Negra, más bien podría decir que ha sido una semana verde, verde húmeda, verde fresco, verde relajante, me he quedado fascinado de todo lo que se hace en esa semana cultural.
La Semana Negra reune a escritores, a entendidos literarios del género negro, policíaco, que durante las tardes y hasta muy metida la madrugada, tienes unas actividades muy interesantes. He participado indirectamente ya que no he venido a Gijón a este asunto. La Semana Negra edita un periódico diario que recoge lo ocurrido el día anterior. He visto que Jambrina ha estado por aquí, seguramente que hablando de Fernando de Rojas y su Manuscrito de Piedra. Por lo que he visto en este panfleto se han llegado a regalar más de mil libros. Como os digo, parece una actividad muy interesante para aprender de sus contenidos.
Bueno, ya me dispido de Gijón. Está lloviendo, igual que el día que llegué. Las vacaciones continúan, pero reconozco que me quedaba por estas tierras asturianas una semana más disfrutando de estas temperaturas, de la gran hospitalidad de mi amigo, y de lo relajante que es el Cantábrico. A otra cosa, ...

jueves, 16 de julio de 2009

Vamos a la playa asturiana.

No me lo puedo creer. Esta mañana podría decir que era primaveral, pero poco a poco la temperatura iba subiendo, de tal forma que apetecía ir a la playa por la tarde, ya que he sudado mucho en la siesta. Y así fue. Por la tarde, a eso de las cinco nos dirigimos a la playa, una que hay un poco retirada del casco antiguo. El caso es que se iba nublando, oscureciendo. Tomamos un autobús para llegar. Fue apearnos y bajar a la playa cuando sentimos un fuerte aire húmedo. De pronto dejó de verse Gijón y cuando empecé a quitarme ropa las primeras aguas empezaron a caer. No ha caer, casi granizaba. Una fuerte tormenta nos envolvió. Lo más rápido posible subimos a la marquesina donde nos había dejado el autobús, esta vez repleta de personas que se guarnecían del agua. Como pude, como pudimos, nos metimos dentro. Parecía que tardaba más de lo acostumbrado. Pasó media hora, el agua había creado retenciones para volver a Gijón.
Después hemos tomado un café con vistas al mar. Ha pasado más de una hora mirando al Cantábrico y escuchando música brasileña. Qué gozada. Pero hacía frío. No lo pensaba hacer pero me he visto obligado a comprar un jersey en las rebajas. Si el café fue otoñal, la cena parece ser invernal. En un día han pasado las cuatro estaciones por la cornisa cantábrica. Y estoy seguro que mi madre se está asando de calor en Quero.

Avilés.

El verde fresco asturiano acompaña a todos los sitios. Ayer estuvimos en Avilés, y podría decir que era más fuerte e intenso, se notaba en los riñones. Me llamó la atención los muchos carteles de SE VENDE, como manifestación de la situación económica que estamos pasando. Una ciudad que se está transformando, que de vieja quiere dar una imagen rejuvenecida y abierta al turismo. Reconozco que el café tampoco fue muy allá, pero bueno, tanto verde rodeándote no tiene precio.

miércoles, 15 de julio de 2009

Oviedo.

Ayer por la tarde nos acercamos en tren a Oviedo. La verdad es que está muy cerca y el viaje, tan verde, se convierte en una tranquila conversación. Es curioso, os podría hablar de la vieja catedral, de su museo y tesoro catedralicio, de su San Pedro de Alcántara. Os podría hablar de su preciosas calles, llenas de esculturas negras que abarrotan la ciudad. Os podría hablar de un parque que es tan verde que produce frío atravesarlo.
Pero no, si tuviera que hablar lo haría de esa gaviota, de esa .... gaviota que nos puso perdios, sobre todo a mi amigo. Tuvimos que buscar refugio en los servicios de una Biblioteca pública para limpiarnos, asearnos y observar cómo la ropa ya estaba quemada con esos excrementos.
La gente en Gijón es muy elegante, y creo que más clase tiene la de Oviedo, pero no sé cómo no van con un paraguas protector para evitar lluvias ácidas. Desde ahora miraré más al cielo, por si acaso.

martes, 14 de julio de 2009

Desde Gijón.

Tengo frío, un fuerte frescor que obliga a colocarse algo encima. No me imaginaba que tras pasar unos días de insoportable calor en Quero pasara, tras el mal sueño de una noche de verano, a sentir el fresco de Gijón, donde voy a pasar unos días con un amigo.
Gijón es verde, es color esperanza, es amistad. Tomando café con mi amigo, que habría que celebrarlo, pues es la primera vez que tomo café con una persona en muchos días, había escrito una frase preciosa:
El café reconforta el espíritu, dulcifica el alma y mantiene la amistad.
Creo que no hay que venir hasta aquí arriba para leer esta preciosa frase, pero no está mal que no lo recuerden.
Para mi la felicidad es tomar un café con un amigo. Por eso creo que voy a tardar mucho en ser feliz en Guadalajara. Pero sigamos disfrutando del verano y de sus frescas temperaturas.

jueves, 9 de julio de 2009

Verano en Guadalajara.

Me llama la atención el clima de Guadalajara. Las temperaturas pueden ser muy altas durante el día, pero por la noche bajan. Por eso salgo por la noche, el fresco está por las calles. Si bien de una ciudad nueva lo primero que llama la atención son sus monumentos, tal vez por el calor y porque Guadalajara no tiene mucho que ver, lo primero que he hecho ha sido recorrer por las noches sus parques.
Me gusta caminar hacia la estación, recorriendo el parque del Barranco Alamín, o el parque de san Roque recorriendo el fuerte de San Francisco.
También está muy bien el parque de la Niña, pues junto a la autovía de Zaragoza tiene un circuito colacao y te encuentras a muchas personas andando y haciendo deporte.
El más fresco es el parque de la Concordia pues en su interior tiene una fuente enorme que juega con el agua creando un clima muy relajante.
El el paseo del Doctor Fernández Iparraguirre encontramos una colección de bustos de los personajes más importantes en la historia de esta ciudad.
Aunque el mejor paseo es por la ribera del río Alamín.
Si vienes a Guadalajara no dejes de visitar sus parques; sobre todo en verano.

domingo, 5 de julio de 2009

Vacaciones en crisis.

Poco a poco estoy tomando el pulso a la ciudad de Guadalajara, no tengo mucho tiempo para hacerla mía pues tengo que desempaquetar todo lo que traje y hacer de mi habitación un lugar habitable. Salgo por la noche, las altas temperaturas no dejan otra opción. Mi nuevo paseo del colesterol es el camino que lleva a la estación del tren y un paseo junto a la ribera del río que refrigera el cuerpo.
Pero miento, el otro día salí a llevar unos paquetes y decidí tomarme un café solo, mientras hablaría con un amigo para organizar mejor las vacaciones. Mi sorpresa fue mayúscula cuando el camarero me dijo que eran 2€. Tal tuvo que ser la cara que puse que el pobre chico se armó en justificar un café que no tenía ningún aperitivo dulce que le acompañara. El caso es que por la noche, cuando salgo a pasear, veo en Guadalajara todas las terrazas repletas, no hay mesa libre. Mientras se nos habla de crisis. ¿Crisis? Si el café costó lo que costó, que verguenza me da escribirlo, cuánto costará la mesa llena de refrescos y bebidas. Y así todas las noches.
Tengo un amigo que dice que la crisis es un invento de Zapatero, porque vayas a donde vayas, siempre encontrarás todo lleno. Y razón no le falta. Pero también está llena, cargada y alargada, la cola de Cáritas. En la parroquia, el pasado jueves, aguardaban su apertura muchas personas, la mayoría de otros países; aunque también se podía ver algún español.
No creo que vuelva sentarme a tomar un café, por lo menos en esa terraza. Porque de así hacerlo peligran mis vacaciones. Y unas vacaciones en crisis son más difíciles de soportar que las altas temperaturas o la presunción del vecino. Este verano no hay café.