lunes, 5 de octubre de 2009

Gracias, Paloma.

El sábado 26 de septiembre pude ver a Paloma Moratilla. No fue una visita sorpresa, el encuentro estaba avisado desde el mes de junio. Tenías en Guadalajara una boda. Pero el momento sí fue esperado y deseado. El verano ha sido duro, seco y, a pesar del calor muy frío. Como ese chiquillo que cuenta los días, así me sentía yo, aguardando la visita de Paloma, de mi amiga Paloma.
Con ella he compartido muchos cafés y proyectos, radio y poesía, y, aunque suene raro, hemos tenido mucho tiempo para hablar de cultura, pero sobre todo de religión. No vino sola, como una niña buena vino con sus padres; con las conversaciones buenas que hubiera tenido con este hombre, de pinta nerudiana, si no hubiera sido por esos gigantes perros que protegen sus carpetas de poesías y mil historias.
Gracias por tu amistad.
Gracias por tu visita.
Gracias por traer historias.
Pero sobre todo, gracias por el café.
Un beso.

1 comentario:

Paloma dijo...

Esas gracias no se merecen y no tienen ningún mérito.
Tu también le has aportado grandes ratos a mi vida ... de tranquilidad, de paz, y de charlas que espero NUNCA NUNCA SE TERMINEN