jueves, 10 de mayo de 2007

Mi Ángel de la guardia


Desde muy pequeño me he criado en mi casa con un cuadro del Ángel de la guardia; era y es un cuadro muy grande. La tradición familiar que me transmitieron es que ese cuadro fue desfigurado en tiempos de la Guerra Civil Española con unos polvos que ocultaban el gigantesco ángel tras un frondoso árbol. Con el paso de los años ese cuadro o esa lámina sigue estando en casa y sigue siendo la inspiración de muchas de nuestras súplicas familiares. Ya no somos niños, peor en mi casa, y dado el carácter de mi madre, niños no faltan que con absoluta confianza pueden abrir la puerta de mi casa y encontrar una abuela, una madre, una amiga en la figura de Basilia, mi madre. Tal vez por eso tengo una especial devoción por los ángeles, rezo a los ángeles, consulto a los ángeles, y lo primero que le pido a un alumno que comienza su aprendizaje conmigo es que me dibuje cómo cree que es su ángel de la guarda. La experiencia es curiosa. Los ángeles son los mensajeros de Dios, surcan los cielos con millones de mensajes llenos de amor, paz y justicia. Deseo que en esta noche, estos bellos mensajes puedan llenar los sueños de mis niños. Que duerman en paz, que sueñen con la paz y que mañana trabajen por ella.

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