lunes, 21 de mayo de 2007

Estar en familia



Desde comienzo del 2007 me suelo lavar y planchar la ropa. Hace unos meses me enteré que el mejor planchador era un hombre y decidí vivir la experiencia. Rara es la mujer que habla bien de este oficio y no es cuestión de tener una criada para el caso y para el Menda. Hace unos días, mientras se calentaba la plancha, decidí sentarme delante de la tele y verla un rato; comenzaba una película que enseguida me enganchó. Cuando me dí cuenta la plancha esta calentísima y mis ganas por planchar habían desaparecido pues no quería perderme el seguimiento del films. La película se titulaba Padre e hijos, (Père et fils) de Michel Boujenah, que trata, de forma muy sencilla y con golpes de humor, de las peripecias que un padre hace, o se inventa, para estar unos días con sus hijos. Esta mañana, un amigo me escribía que ayer se mojó en Madrid, que vivió la decepción de una tarde de toros suspendida por el agua y la imposibilidad de ver a nuestro Alvaro Justo en las Ventas y el estupor de la derrota, de la gran derrota, del Atlético de Madrid, hacía de Madrid la tarde más triste y oscura de un domingo. Pero sabía sacar de la tarde tormentosa las nubes blancas y claras de una bonita tarde en familia. A mi me daba envidia de esas horas que había pasado con su padre y con su hijo en un día así, lleno de chascos, de charcos y chaparrones; porque verse rodeado de los suyos es la mejor forma de superar los problemas de la vida, encarar las desilusiones del fútbol, incluso las torpezas de la plancha.

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