lunes, 15 de noviembre de 2010

El Viaje de mi Vida.

Muy pronto, prontísimo, cuando en España todavía no están puestas las calles por nuestras ciudades, nosotros nos disponíamos a emprender nuestra peregrinación. El conserje nos despertaba por el teléfono a las seis y a las siete y media ya estábamos subidos en el autobús. Samar me decía: "Padre, rece". Y yo rezaba, normalmente utilizaba en libro de celebraciones que la agencia de viajes nos había hecho llegar a nuestros hogares, luego un padrenuestro o avemaría y el deseo de tener un buen día.
Una vez concluida la oración de la mañana, Samar se alzaba de su asiento y nos daba unas explicaciones de los lugares que íbamos a visitar, donde celebraríamos la Eucaristía y en qué lugar comeríamos. La cena sería en el Hotel a horas europeas.
Nuestra primera parada fue en el Primado de Pedro.

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