martes, 16 de noviembre de 2010

Me llamó mucho la atención este grupo de mujeres que a lo largo de toda nuestra vista en el Monte de las Bienaventuranzas estuvo sentado en el mismo sitio escuchando a la mujer de negro.

A lo largo de todo el viaje, y raro es el día que no te encontrabas con uno, uno veía a grupos de personas que mostraban la universalidad de la Tierra Santa. Desde todos los rincones del Mundo hombres y mujeres, como nosotros, habían sentido la llamada de viajar como peregrinos a la Tierra de Jesús.


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