sábado, 13 de noviembre de 2010

El Viaje de mi Vida.

Tierra Santa


Agua Santa

Luz Santa

Debería escribir también aire santo, pero en ese momento, el único aire que respiraba era el de mi habitación y la ventana tenía una doble contraventana para evitar los ruidos de los coches, de la Estación de autobuses y del parkin que había enfrente. Hacía mucho calor. Mientras España se preparaba para afrontar una fresca borrasca en Israel hacía una temperatura veraniega. El primer día de nuestra estancia parecía que había niebla, dada la humedad del Lago de Tiberiades. Pero los días fueron muy buenos.
Reconozco que me llevé una gran sorpresa al descorrer las cortinas de mi habitación, la 337 del Restal Hotel de Tiberiades. No era la imagen preciosa de postal que esperaba. El día un poco nublado estropeaba el impacto que deseaba que me hiciera el sol, los cables de alta tensión afeaban la vista del Lago y los alrededores del Hotel dejaban mucho que desear. Pero era lo que teníamos. No podía olvidar que este viaje lo realizaba en clave de peregrinación y mi ejemplo y mis palabras se tendrían muy en cuenta a la hora de caminar por los caminos del Señor.
Estamos en Tiberiades.


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