domingo, 8 de julio de 2007

RETRO

En los veranos de La Puebla de Montalbán te recomiendo que vayas a tomar café a RETRO. La primera vez que escuché esta palabra fue como un descalificativo hacia mi persona. Entonces estaba en Madrid, no creo que en La Puebla alguien me acuse de eso. Pero a lo que iba. Llegada la hora del café, a las 11 de la mañana o a las 4 de la tarde, RETRO es un buen sitio para tomarlo. Dicen del café, como mejor definición, que ha de ser corto, amargo, fuerte y escaso. Más bien parece que estuviéramos en la capital italiana. Pero no, estamos en La Puebla y en RETRO. Juan Carlos, el que regente de esta cafetería, comenta que el café sabe a conversación, a sobremesa, a amigos. Al principio no te gusta, luego comienzas a apreciar lo que hay dentro y, después, te haces muy amigo de él.

El café sabe a bombón, a café con leche, a solo, a cortado, a descafeinado, a capuchino. El café sabe a Jamaica, a Costa Rica, a Kenya, a Colombia, a Etiopía, a Viena. El café de RETRO es especial. Cuando he salido fuera el sabor que más añoraba de mi vida cotidiana es el sabor del café de RETRO; será porque es la cafetería más cercana, será por el ambiente de amistad y familiar que se crea, será porque Juan Carlos es un buen amigo, será porque ... Cuando vengas a La Puebla de Montalbán ya me dirás tú porque el sabor de su café deja huella.

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