viernes, 6 de julio de 2007

La Pepa

La Pepa es la feligresa que tengo más humilde en mi convento porque se sienta en el último banco de la iglesia. La Pepa es muy maja, constantemente me está preguntando por la edad de mi madre para ver si podría ser hijo suyo. La Pepa es viuda y eso se ve en su ropa, aunque ha azulado un poco su forma de vestir. Me contaba su hijo que el otro día no pudo dormir porque se había comprado una blusa con flores y nada más amanecer llamó a la tienda para descambiarla. Y la blusa es presiosa. Pero que le vamos a hacer, la Pepa es así y cuando uno es así es muy difícil que le cambien. Espero que sus nietos Javi y Rosalía, los pequeños de la familia, puedan llegar a verla sin el rigor de los tonos oscuros y la sonrisa de una mujer feliz que ha vivido para sus hijos, que ha trabajado para su familia y que ha honrado desde el corazón la memoria de su marido. Sin dar tormentos, la Pepa, es un encanto .


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