sábado, 28 de julio de 2007

Diario de vacaciones VIII

Ayer estaba Blanca muy triste, son muchos años siguiendo un mismo ritmo y el físico cada vez le responde menos. Además, envuelta en un ambiente tan consumista como el que se vive en esta parte del Mediterraneo no es extraño que se sienta vacía. Ayer valoraba el equilibrio cultural y espiritual que llevo en mi vida, pero, personalmente, creo que hay personas más cultas y más santas que pueden ser dignas de admiración más que mi humilde forma de vivir. Me decía que debía de dar gracias a Dios, cada mañana, por tener unos padres que me aman y creen en mi libertad, unos hermanos y un sobrino, una comunidad que me aprecia, un montón de amigos, un mundo social muy interesante,... Y si bien, cada vez que nombraba un sector de mi vida yo iba colocando, como si quiniela se tratará, un 1,o X, o 2; pues no todo se vive con la misma intensidad. Sí es cierto que todo eso está ahí. Por eso, cuando el cuerpo ya se ha relajado, ha descansado y la mente se ha vuelto a abrir, comienzo a echar de menos a mis amigos, a mi ordenador, a mis cafés. Tal vez puede ser el mejor comienzo de inicio desde el mejor final. Pero tranquilos, todavía me quedan muchos días bajo la luna enamorada del mar. Y me falta Quero. Espero tener un día 2.

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