sábado, 31 de mayo de 2008

Viaje a Oriente


Seducido por la India, cuando vi en una librería de Madrid este libro fue como un reclamo. Muchos me han preguntado dónde pienso ir en estas vacaciones. Si el viaje a Perú, después de mucha expectación, se quedó en unas inquietas noches donde el inconsciente hacía maletas, subía y bajaba del avión como por su casa y en el Congreso transmitía comunicados de la Tierra madre. Me gustaría, como todos los años, que mi verano sea tranquilo, sin sorpresas, donde pueda ver el mar, pasear por la orilla, tomar el sol en mi rincón favorito, comer tarde, dormir la siesta, piscina, cine y pasear en la noche estrellada nuevamente junto al mar. No tengo dinero. Tengo una profesión que no da dinero para vacaciones, que tengo que estar a expensas de invitaciones y caridades, de conventos, familia y amigos. Y no me quejo, más quisieran algunos, y no pienso en inmigrantes, que les gustaría tomar unos días para descansar, dormir, tomar fuerzas, leer y escribir como tengo yo.
Mi mente positiva pide al destino ir a la India. Es un sueño viejo, pero si se hizo realidad y pisé la tierra de los sabios griegos y toqué la arena de los faraones, algún día creo que me podré sumergir en el río sagrado de la India.
Confieso que me llevé un chasco cuando buscando en el libro Viaje a Oriente de Hermann Hesse una guía que preparase mis pasos hacia este fascinante país, me encontré con una propuesta espiritual y transcendente de un viaje interior que analiza las inquietudes, los sentimientos, las acciones que tenemos con nuestros compañeros de viaje. Muchas veces creemos que, con pagar en una agencia los mil euros que nos puede costar la semana que pretendemos estar en un punto determinado del planeta, podemos abusar de la hospitalidad del lugar, del servicio que nos atiende, de las personas que desean lo mejor para nosotros. Viaje a Oriente pone en juicio el trato con un criado, la convivencia con los que viene en ese viaje, la paciencia que mostramos ante las contrariedades que vamos encontrando. Hermann Hesse quiere, con este libro, ayudar a viajar como si de un arte se tratara, haciéndolo desde la virtud interior para valorar las circunstancias que nos acompañan como un lección vital y necesaria para dar sentido a la vida y a la felicidad.

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