viernes, 2 de mayo de 2008

Con flores a María





Con flores a María, que Madre nuestra es.
Desde muy pequeño, en el mes de mayo, he llevado flores a la Virgen; unas veces por mi madre, otras por mí, otras por la maestra. Por las tardes me iba a clase por los Silos Derechos y encontraba algún rincón donde brotaban flores del campo; campanillas, amapolas, etc. Todas las tardes llevaba un ramillete de flores para que mi vasija pudiera ofrecer, en el frescor y la inocencia de mi infancia, una oración por mi familia. Las tardes del mes de mayo, en la cálida Mancha, empezaban con ese canto bello de con flores a María.
Después de muchos años, el eco de ese canto, me viene a la memoria cuando escucho a mis monjas, Concepcionistas Franciscanas, terminar la Eucaristía con el ofrecimiento a la Virgen de una flor. Y con la flor va su significado, como virtud a trabajar en ese día desde la mañana temprano. El tulipán, que significa prudencia. La amapola, que significa paciencia. La peonía, que significa misericordia. La dalia, que significa mansedumbre. Terminarán con las campanillas, las calas, la roselia, las begonias. En un mes, todas las flores pasarán por los rezos de estas monjas que con religiosidad, más bien popular, ofrecen su vida, sus rezos y su silencio por el bien de La Puebla de Montalbán. No es que quieran hacer competencia en el mercado con una nueva floristería. Todo lo contrario. Estas Monjas quieren ofrecer la belleza de nuestro campo a aquella por la cual se visten de blanco y azul, la Madre de Jesucristo. Bendiciendo a la Madre bendicen al pueblo que con humildad y sencillez ofrece flores a María, que Madre nuestra es.

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