domingo, 25 de mayo de 2008

Corpus 2008



Que la lengua humana
cante este misterio:
la preciosa sangre
y el precioso cuerpo.
Quien nació de Virgen
Rey del universo,
por salvar al mundo,
dio su sangre en precio.
Bello es el día del Corpus en Toledo, más ahora que tiene dos. Pero bello es también el Corpus en La Puebla de Montalbán. Desde bien templano el romero cubre el asfalto y el adoquinado de las calles pueblanas para dar ese olor a pueblo, a cielo, a divinidad. Los repiques de las campanas suenan especial. Los niños madrugan para revestirse con sus trajes de primera comunión y volver a saludar, de una forma más visible, a Jesús, que en la Eucaristía y la hermosa custodia que posee la parroquia bendice nuestras calles, bendice nuestro pueblo, bendice aquellos hogares que se abren a su paso y le invitan a hospedarse. Las Cofradías, Hermandades, Grupos, Órdenes y Gremios , ya sin túnica ni capucha, hacen piña entorno a su estandarte para mostrar el colorido y la riqueza del Cuerpo de Cristo en este pedazo de reino que tenemos que labrar en La Puebla. Necesitaría las palabras de mis amigos los poetas pueblanos para poder describir la maravilla que tienen, el tesoro que esconden, la riqueza de su orgullo. La custodia pueblana es una joya arquitectónica, un rico diamante escondido entre los paños litúrgicos que muchas veces no se saben valorar.
Esperaba, como el año pasado, haber hecho el recorrido procesional haciendo fotos para mostrarlas en el Blog. Tras concelebrar con el párroco, Don Teodoro, me ha pedido que presidiera la procesión. Yo que me reía de mi amigo que con espíritu seráfico iba a acompañar al Señor en la procesión del Corpus de Toledo, me veía ahora con capa pluvial presidiendo y bendiciendo a un pueblo, a una gente, a unos niños que quiero mucho, a los que deseo mucha felicidad. Mi corazón se ha visto enormemente agradecido, y recompensado, cuando con cariño y con fuerza, los niños me han agasajado con los pétalos de rosas. Nunca me habían tirado tantas flores.
Por eso, al final del recorrido, saludado a las Autoridades, las pocas fotos que he hecho han sido a la espléndida custodia y al suelo de esta tierra por donde Dios ha pisado, por donde cada día trasiegan los hombres y mujeres de este pueblo que mira al cielo con esperanza de un futuro mejor.
La palabra es carne
y hace carne y cuerpo
con palabra suya
lo que fue pan nuestro.
Hace sangre el vino,
y, aunque no entendemos,
basta fe, si existe
corazón sincero.

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