viernes, 16 de mayo de 2008

Gracias, Angelines.


Será porque hay confianza y nos conocemos que tus palabras fueron un bonito regalo en este mes de mayo. Es verdad que tengo "mamitis", como mi sobrino tiene "abuelitis"; pero estas enfermedades mientras duren son muy sanas. Te confieso que esta fotografía, sacada en domingo pasado, día en el que mi sobrino hizo la Primera Comunión, es la que más me gusta. Cuando hice la Primera Comunión con mi hermano Pablo mis abuelos no fueron a la ceremonia y no sé si lo sabían. La hice la víspera de la Ascensión y el banquete fue una buena taza de chocolate con magdalenas. Mi abuela, Jorga, había fallecido mese antes de un galopante cáncer. Mi abuelo, Pablo, con la trombosis que sufría no sé si era consciente de lo que hicimos mi hermano y yo. Mis abuelos paternos, Facunda y Julián, creo que se enteraron al día siguiente. Soy consciente que me hubiera gustado mucho haber sentido la compañía de mi abuela, Jorga, pues al ser el mayor de cinco hermanos me crió y me enseñó a rezar. Me alegro mucho de que mi sobrino pudiera gozar de su abuela materna ese día tan especial para toda la familia.
Pero como preámbulo a la ceremonia, el viernes tuvimos que llegar a Urgencias, a Villafranca de los Caballeros, a mi madre. Estas mujeres han sido educadas y formadas en el sufrimiento que aguantan dolores fuertes sin rechistar. Todo el día trabajando, ayudando a mi hermana en los preparativos y, a última hora del día, como un gorrión empapado que no puede volar, mi madre se sentó en una silla y no decía nada. Notamos su malestar, tenía frío y fiebre. Enseguida la llevamos al médico. Una grave faringitis y medicinas para curar. El médico nos hacía reír. Si entramos serios y preocupados, salimos a carcajadas; mi madre también reía. Por eso me gusta la foto. Lo del viernes fue un susto de esos que te pega la vida. El domingo fue uno de esos días en los que la familia, toda la familia, se reune celebrar cómo vamos creciendo en la vida, no solo en altura, sino en conocimientos y en confianza; también en fe.
La foto me da envidia. Pero yo sé, y muchas veces lo siento, que mi abuela, como si fuera el ángel de mi guarda, está junto a mi. Y yo sé que tú también la sientes. Besos.

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