lunes, 10 de diciembre de 2007

Uno para todas


Con las ventanas abiertas y la cama sin hacer la siesta del lunes podía ser suprimida o cambiada por un rato en la tele, envuelto en una manta de viaje junto a un radiador eléctrico. Así lo hice. Pero como estoy débil, sin energía y con medicinas en el cuerpo, facilmente el sueño iba entrando en mi, se iba apoderando de mi, se iba haciendo el dueño de mi voluntad. Ha estado así, pero que así, de tomarme por entero. Me ha salvado del sueño mortal unas escenas de una película en las que la Isla de Santorini tomaban protagonismo en una bonita historia de amor. Sin más, me puse a grabarla y a seguir siendo seducido por el sueño. Después, por la noche, he visto la película. Hacía tiempo que no lloraba tanto. Tanto por los recuerdos que la isla de Santorini me trae a la mente. Yo creo que en esa isla volcánica es fácil vivir una historia de amor, de amistad, de fiesta. El tono azul de su mar, de su cielo, hacen azul la tierra y su gente. No sería justo escribir sólo este párrafo de mi vida cuando la experiencia vital la he compartido con mi amigo David. Cuantas veces he recordado el cielo estrellado de Santorini desde la azotea mística de un Monasterio de Madres Dominicas junto a aquel capellán que nos invitaba a contemplar el cielo con una botella de tequila. Bueno. Que me emborracho y embriago la mente. Sigo con la película.


Uno para todas es el título de una película de amistad y hermandad entre cuatro chicas que muestra cómo cada una vive un verano distinto pero el pantalón, que es el "uno", que yo había pensado que sería algún chico, pero no, es un pantalón, les da fuerzas y coraje para encajar las dificultades que el mundo va abriendo en estas cuatro chicas. El amor, la familia, la superación de problemas y complejos, la vida, la muerte, la esperanza, son temas que me han hecho llorar como un tonto viendo la película. Pero, a pesar de todo y por encima de todo, la amistad entre ellas es el gran milagro que este pantalón ha hecho por cada una de ellas. Me gustaría que mi alumna, la que se ha pasado la noche viendo a la familia Mata, pudiera ver esta película. No solo por la solidad que da ayudar al amigo en las dificultades, sino porque cuando uno termina la ESO se ve expuesto a ese mundo que hay fuera del patio del colegio y lo que más duele es perder la amistad y a los amigos. De verdad, hay párrafos muy buenos,parece para adultos la película.

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