sábado, 29 de diciembre de 2007

Escribir


Me gustaría leer lo que haya escrito Ana. Esta mañana estaba triste, sus palabras transmitían nerviosismo, inseguridad, miedo. Sus palabras y sus gestos eran la expresión de los sentimientos que muchos teníamos dentro en esta mañana de niebla que ha amanecido, como si la humedad del ser humano quisiera decir algo envolviendo por completo a La Puebla de Montalbán. Y estoy seguro, como ella me ha dicho, que, aunque coma tarde toda la familia, aunque se quede sin rato de siesta, aunque se tenga que acostar tarde esta noche, ella tenía que escribir, en su cuaderno tenía que apretar la rabieta de hoy, los gritos que salen de dentro como enfado con el cielo, la palabras que muestran la mujer de hoy que quiere vivir, que quiere vivir, que quiere vivir. La vida, aunque sea como un carnaval, hay que vivirla, merece la pena vivirla, aun sabiendo que vamos de paso.
Solemos hacer balance, de lo bueno y malo, como dice la canción, cuando las campanadas concluyen y dan paso al nuevo año. Pero hay acontecimientos que me hacen preguntarme si mi reflexión merece la pena cuando, a las puertas de los cuartos, ha sonado la campanada final a una mujer joven, y deja hijos. Cómo hace mi balance cuando una mujer fuerte ha sido asesinada por llevar el nombre de libertad junto a su nombre. Un año mas termino mi reflexión sin terminar, agarrándome a mis deseos y rezando por la paz y el entendimiento entre todos. Tal vez es lo poco, o lo único, que puedo hacer, rezar. Así podríamos terminar el año; Ana escribiendo y yo rezando por un Mundo mejor, por un Año mejor.
Que así sea.

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