lunes, 13 de septiembre de 2010

Recuerda que eres un mortal.

Mis alumnos recordarán que en 2º de la ESO solía mostrarles la Historia del Cristianismo a traves de la proyección de varias películas a lo largo del curso. Tras ver unos capítulos de la serie Anno Domini nos acomodábamos en la sala del vídeo para ver la magnífica película de Mervyn LeRoy, Quo vadis? Estos días en los que don Jesús Neira ha pedido hasta el don me he acordado mucho de esta película, sobre todo de una de sus escenas.
Contar de qué trata este film no viene a cuento, pero sí una de las escenas primeras. Recodáis, el Comandante romano, Marco Vinicio llega a las puertas de Roma con la decimocuarta legión y se le pide que espere a las tropas de Asia y África para hacer una entrada triunfal en la ciudad. Llegado el momento, Marco Vinicio entra en Roma ante la aclamación popular que le hace sentirse un héroe. Más aún, como un Dios. Pero en su carromato va un sirviente que si bien le muestra la corona de laurel, propia de los triunfadores, al oído le va diciendo, una y otra vez "Recuerda que eres un mortal"

Muchas veces, ante los acontecimientos en los que nos encontramos en la vida, y que nos hacen merecedores del sabroso y deseado laurel, nos olvidamos de esa voz interior que nos dice que somos mortales, que somos humanos, que somos débiles.
Los que soléis leer mi Blog recordaréis que una Semana Santa me vi envuelto en un caso muy parecido al del Señor Neira. Siempre digo que fue el hábito el que salvó a esa pobre chica de sufrir una paliza en plena calle y de sufrirla yo. Ni entonces me sentí héroe ni hoy me siento villano. Resolví el asunto como pude y me fui a mis cosas.
Creo que, como Marco Vinicio, que recurrió al ascendente que tenía el Imperio y el Estado Romano con los esclavos para conseguir a la mujer más bella que se había encontrado hasta el momento, la hermosa Ligia, don Jesús Neira ha sobrepasado su papel a la hora de mostrarse como un simple mortal. Admiré y admiro a los que defienden al inocente y a los débiles, sean mujeres, niños o indigentes. Pero siempre me han dejado mucho que desear las palabras y el tono que un profesor utiliza para condenar la violencia de género. Las palabras de don Jesús Neira eran como puñetazos forzados para mostrar su heroicidad, más que las de un hombre que sencillamente se sintió afectado por lo que vio en la calle. Con lo simple que es reconocer que se ha hecho algo mal y poner de manifiesto que somos mortales. No me extraña que algún periódico le haya tachado de villano.
Me vuelvo a la Historia del Cristianismo, a la Historia de la Iglesia. ¿Don Jesús Neira, quo vadis? Los grandes héroes del evangelio son canonizados una vez que su periplo ha terminado en este mundo por eso, porque son mortales. Con sencillez, con humildad y constancia demostraron que fueron grandes. No lo olvide, señor Neira.




2 comentarios:

Laura Jiménez dijo...

Por cierto, para mí Ernesto Neira es un héroe a pesar de que sea un mortal, porque cualquier otro mortal hubiese salido corriendo ante tales circunstancias.

No me considero una persona envidiosa, aunque yo sí tengo capacidad de aceptar las críticas, lo que sí pienso sinceramente es que hay mucha gente que lo es. Sus comentarios hacia el “héroe”, bajo mi punto de vista, irradian un anhelo de protagonismo ilógico.

Laura Jiménez dijo...

No sé por qué no aparecen mi comentario en la entrada "Querida Morticia", ¿será que le suprimes para que no aparezca?

Deduzco entonces que en este blog no hay libertad de expresión o que usted no sabe desvelar las dudas de algunos, además de no saber aceptar las críticas.

Ya sé a quien se parece Morticia.


Le felicito por su blog, aunque me sería más grato si contestara a mis preguntas o desvelara mis dudas.

Un saludo.