miércoles, 29 de septiembre de 2010

La Madre.

Que estoy enganchado todos los martes a Los Pilares de la Tierra es algo de lo que me he acusado con orgullo en el facebook, pues por lo menos puedo presumir de haber leído el libro de Ken Follett y de haberlo comprado en todas sus ediciones. La única que me resultó cómoda para leer esta maravillosa novela fue una edición que salió en tres volúmenes de un coleccionable de la obra del autor. Me gusta el sencillo fraile, Philipp, que quiere, desde su sencillez y humildad, luchando con el orgullo y la vanidad, construir una catedral para Dios, a pesar de tener toda su vida que luchar con la ambición de poder del señor obispo.
Pero hay otro personaje que a lo largo de toda la obra me seduce y me llena de admiración. No me refiero a Jack, el héroe de la novela, Jack Fitzjack o Jack Builder, el artista, arquitecto, escultor, soñador e inteligente protagonista que aparece como un mudo retrotraido y tímido a mostrar todo su talento en la construcción de los sueños de su padrastro, Tom, y el fraile, Philipp. No. No hablo de él. Quiero hablar de su madre, de Ellen. Una mujer que a primera vista parece salvaje, una bruja que deambula entre los matorrales del bosque, pero que está llena de cultura y refinamiento que la distingue del pueblo llano pues ella sabe leer y escribir, y supo, en medio de este ambiente salvaje, educar y transmitir una educación y valores a su hijo. Ella es la que conoce todos los secreto, no solo los que esconde el bosque, la abadía o las hierbas. Ellen también conoce lo que pasó en aquel desembarco que encendió la guerra en Inglaterra por alcanzar el poder.
No solo por su espíritu libre e independiente, por el poderoso saber con el que se defiende entre los clérigos que la amenazan de bruja, sino por la ternura con la que trata a su hijo deseando lo mejor para él aunque ella tenga que sufrir el aislamiento del pueblo.
Ellen es madre, una buena madre, que quiere siempre algo más para los suyos, para Jack, su hijo. Una madre quiere que su hijo crezca, se desarrolle y llegue a ser algo y alguien en la sociedad, aunque sea con sacrificios y con educación. No sé. En este personaje veo a mi madre, siempre pendiente de mí, siempre haciéndome crecer, siempre con educación y respeto como los pilares de mi vida, siempre sacrificándome para ser algo y alguien. Por eso tengo tantos celos de mis sobrinos, porque ahora está tan pendiente de ellos, que veo en ellos, como en una serie que se repite, aquellos primeros pasos que nunca vi. Te quiero, Mama.

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