lunes, 27 de octubre de 2008

Buenos días, nos dé Dios


Buenos días, Amigos.

Hace unos días, me comentaba un amigo que por qué no terminaba con otro estilo mi saludo matutino en los correos electrónicos, con un buenos días, con un adiós, un hasta mañana, chao, o cualquier otra fórmula de despedida; que eso de buenos días nos dé Dios es muy de curas y de iglesia. Y razón no le falta.
En La Puebla de Montalbán, donde me gustaría dejar, como buen profesional, un trabajo sólido y responsable, anclado en los tres pilares de la vida espiritual, osea, la fe en los valores fundamentales, la esperanza de que juntos podemos hacer, no sólo soñar, un mundo mejor, y la caridad como prenda de revolución de esta civilización tan consumista. Cuando salgo por las tardes mi hora de paseo y me encuentro con abuelos que al saludo mío me responden vaya Usted con Dios”. La frase que me hace pensar pues, muchas veces, cuando voy por el Paseo del Colesterol es para desahogar la mente; unas veces por los chicos, otras por los frailes, otras por otras cosas, la mente centrifuga y parece estallar. Estas personas mayores son como ángeles que me tranquilizan y me hacen caer en la cuenta de aquello que dijo Teresa de Ávila, nada te turbe, nada te espante, quien a Dios tiene nada le falta. Si le quito el nos dé Dios a mi saludo matutino es como quitar la intención plena de que tu día, vuestro día, nuestro día, no sea un deseo o aspiración a ser felices hoy.
Buenos días nos dé Dios.

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