sábado, 14 de marzo de 2009

VaG,dn Amalia



Desde el primer momento de este relato le puse el nombre de Amalia, aunque no se llama así. Pero se podría llamar así, ya que desde el primer momento que se subió a nuestro autobús y nos dio los buenos días con sonrisa griega parecía que su pretensión no era otra, desde el primer momento, de que amáramos Grecia, amáramos sus dioses, amáramos su historia, amáramos su arte, amáramos su cultura, amáramos sus tradiciones, amáramos sus piedras, amáramos... Y en mí lo consiguió. Sus explicaciones, más que de una guía, parecían idiológicas afirmaciones que pretendían arrancar los aplausos del público por el entusiasmo que contagiaba. No me extraña que al concluir y besarnos con los besos de la diosa de la higiene, la palabra adios tomara la forma de agradecimiento por enseñarnos a querer la tierra que pisamos. Te quiero Amalia.

No hay comentarios: