jueves, 19 de marzo de 2009

VaG, dn Calle Panepistimiou



Estábamos tan cansados que decidimos utilizar, para volver al centro de la ciudad, los medios públicos. Cerca de la Plaza Syntagama nos distribuimos por los diversos locales de comida, quedando a las cuatro y cuarto para seguir por la tarde. Entré en cierto sitios donde la bocadillería parecía tener ingredientes propios de la tierra, pero era tan enorme la cola, había que pedir y pagar en la caja y el miedo a no entenderme que decidí, con unos cuantos más, que esa mañana comeríamos en una franquicia americana, conocida por todos, cuyos nombres en bocadillos y ensaladas, aunque eran en inglés, entendíamos todos. Nos llamó la atención la sensación de que las mismas bebidas tienen un sabor distinto.
Yo me fui a tomar un café después, pero no me dio tiempo a tomármelo ya que, aunque no era la hora establecida, pero por el frío que hacía, quedarse parado era peligroso. El café se quedó pedido, pero no pagado pues después de estar más de quince minutos en una barra, y pedido el café conforme indicaba el libro de vocabulario, el camarero en esa moderna cafetería pasaba de mí. Por eso, yo pasé de él.
Unos querían volver al hotel a descansar,otros subirse a lo más alto para seguir viendo panorámicas. Yo quería un café. En la plaza de Syntagma había un juego muy curioso entre top-manteros que ofrecían bolsos y la policía. No había agresión ni intervención, pero los negros mudaban sus mantas continuamente a lo largo de la plaza. Al final decidimos tomar un café en una cafetería que había a la izquierda, conforme se suben los escalones de Syntagma para ir al Parlamento. Nos sirvió un camarero muy simpático que hablaba muy bien el español y conocía parte de nuestra cultura, especialmente la referida al campo futbolístico. Nos preguntaba el camarero por qué los españoles no hablan inglés. La verdad que fue una pregunta que respondimos en muchos momentos del viaje y después del viaje. Creo que en las nuevas generaciones no pasará eso. Creo yo.
Tras el café paseamos por la calle Panepistimiou para acercarnos a ver la catedral católica de San Dionisio, donde nuestros reyes se casaron por el rito católico en un primer momento, porque después se casaron en la catedral ortodoxa de Santa María por el rito ortodoxo. También pudimos ver el Centro de Estudios Teológico Ortodoxo y la Biblioteca Nacional.
Como hacía mucho frío, nosotros también decidimos volver al Hotel a descansar para salir por la noche con Aníbal, nuestro guía.

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