miércoles, 2 de abril de 2008

Sin tetas no hay ... nada





Aunque lo había escuchado en la radio por la mañana templano no me podía creer que esa concentración de personas fuera solo para ver de cerca, para intentar tocar, besar o fotografiar a unos actores de una serie de televisión. La Gran Vía madrileña estaba abarrotada por un gentío que llevaba tiempo esperando ver a los protagonistas de la serie Sin tetas no hay paraíso. Pensé, puesto que procedía de la calle San Bernardo, que era otro brote manifestándose ante el Ministerio de Justicia. Pero no, estos no tenían pancartas y no gritaban nada todavía, pues la hora de llegada aún tendría un gran tramo de espera. La alfombra roja, paneles publicitarios, espacio para las fotos de pose de los invitados Vip´s; no faltaba de nada, incluso el público estaba entusiasta por acercarse a estos nuevos guaperas del mundo televisivo.
Mirad que deseo el paraíso como el más de los creyentes, pero esa forma me hace desear otras cosas. Para colmo, al final de la tarde, cuando regreso con un amigo en Metro, entran en Plaza de España dos señoras, casi de la edad de mi señora madre, suspirando por cartón en el que han recogido la firma de uno de los actores y repasando detenidamente las fotos que han hecho de la gala. Yo me levanté por no empezar a reírme de estas dos sesenteras ablandadas por la barba de un jovenzuelo. Pero está visto, sin tetas no hay paraíso. Todos queremos tetas: las quiere el bebé para quitarse sus miedos, las quiere el joven para aparentar musculoso y sex, las quiere el adulto para aparentar lo que ya no tiene. ¿Y qué es lo que deseamos tener? Las mejores tetas de esa noche se las vi a una taxista, que además era muy guapa; esa sí que te llevaría al paraíso.
En la vida hay que saber tener y retener. Ha sido impresionante ver a esta actriz, Terele Pavez, que en su día supo dar carácter literario a La Celestina, rodeada de mendigos y cartones, como se pueden ver en esa dichosa Gran Vía. Pensar que en la puerta de un teatro se espera apoteósicamente la entrada de unos jóvenes y guapos actores y que más arriba están otros actores entre cajas, como colchones, para pasar la noche y el largo día, me hace sentirme impotente en este mundo. Si fuera el director de este documental me gustaría gritar: "¡Corten, corten!" ¿Es que en este paraíso no se puede estar sin tetas?. Y repetiría la escena, pero esta vez, mostrando a los espectadores una realidad éticamente más feliz; con tetas y sin tetas,pero todos más feliz.

No hay comentarios: