miércoles, 30 de abril de 2008

Mi amigo Goyo





Conocí a Goyo hace muchos años, cuando venía con un grupo de jóvenes de su pueblo, Villa de Don Fadrique, a animar un grupo de oración a mi pueblo. Era, y es, de la edad de mis hermanos pequeños, pero dada su simpatía, su encanto personal y su ser de Dios, enseguida hicimos amistad. También el hecho de llamarnos igual y como nuestros padres tuvo algo que ver. Pero el tiempo, sobre todo en la época universitaria, aleja y distancia a las personas. Tuve mala suerte cuando fui a visitarlo a su pueblo, pues con su solo nombre nadie me dio explicaciones de por dónde podía encontrarlo, ni de dónde vivía, ni más señas de identidad. Tenía su nombre y con su nombre me quedé.
Pasó el tiempo y una mañana, no muy lejana, aparecía en mi correo electrónico un correo de un tal Goyo que buscaba a mi Goyo, al cual ya hace casi diez años que desapareció, ahora soy más conocido por Gregorio, pero entonces, y para evitar confusiones en casa y no tener que cargar con diminutivos, en mi familia era Goyo, como él. Después de algo más un año se siento muy contento y orgulloso de haber retomado su amistad. Contento porque además de recobrarle he conocido a su familia que es todo un testimonio; tiene una madre que es ejemplar. Orgulloso porque además de ser profesor, de ser un joven de Dios, un alma cándida, canta como ..., no como los ángeles, mi hermano dice que canta como OBK. Es verdad, su canto, su oración, tiene un ritmo que es difícil quedarse con los pies quietos. Dicen de él que la música es una oración que contagia la alegría de Dios y lleva el espíritu a una comunicación con Dios. Hoy, desde Los Ángeles, imparte su saber, canta desde el corazón y su música vela por todo el mundo. Si lees su página Web podrás comprobar que es conocido en muchos países. Ama, No tengas miedo, Sin ti no soy nada, son algunas de sus canciones. Si te metes en ella, www.goyohidalgo.com, podrás escucharlo.
Qué quieres que diga de un amigo. Pues eso, y mucho más.
Un abrazo, Goyo.

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