sábado, 29 de septiembre de 2007

Bea

Querida Bea.
Me dio mucha alegría ver tu número y tu nombre marcado en mi móvil. Te acordabas de mi. Qué bien. Perdona que no te respondiera, dormía la siesta pues teníamos por la noche una sesión de nuestro Cine Forum y me acostaría más tarde que de costumbre, casi como cuando cené la semana pasada en tu casa. Espero que no te haya sentado mal, ni a ti ni a tu hermano, que haya expuesto este hermoso patrimonio cultural que has heredado de tu abuelo. Eres una mujer distinguida y señalada por la palabra. Todavía recuerdo la reacción que tuviste cuando tus amigos brindaron, al final de la cena, por el amor, y te mostraba esos pequeños libros, tienes tantos, que en la estantería del pasillo, contenían mensajes profundos sobre el amor. Ya me di cuenta que no eran tuyos, no solo porque no estaban marcados por tu EX LIBRIS, ni por la semblanza de tu pensamiento, EX MANU IN INTELLECTUM CORDE MEDIANTE. Me di cuenta que no eran tuyos porque no sabías que existían. ¡Tienes tantos libros! Me hace gracia que ahora estés leyendo El Cuento número 13.

Me dejó impactado tu casa. A mis cuarenta ... No sé si el lunes cumplo cuarenta y dos o cuarenta y tres. ¡Cómo tengo la cabeza! Luego echaré cuentas. Como te digo, a mi edad ya no pretendo apretar mi agenda con nuevas amistades. Lo dejo para los más jóvenes. Si hay que cenar con los amigos de los amigos se va y sin más. Ya no espero ni príncipes ni reinas en mi vida que me dejen con la boca abierta. Pero reconozco que la semana pasada la vida me dio una gran sorpresa. No sé si fuiste tú, ataviada de Salomé con la triste cabeza de San Juan Bautista, o fue tu casa, tu magnífica casa; llena de espíritus, de libros, de recuerdos, de historia, o fueron tus amigos que me trataron con normalidad, lo que dejó bien abierta la boca, la mente, el corazón. Cuando voy a Valladolid me gusta visitar el banco de Rosa Chacel y hablar un poco de poesía con ella. La verdad es que leo poca poesía para lo sensible que me considero. Ahora, o desde ahora, visitaré tu casa, tocaré los libros y me descalzaré para tomar un café contigo, pues lo solía tomar en la Bajada de la Libertad y solo. Contigo será otra cosa, será otro café. ¿Sabes que hoy es el día del café?

Espero que tengas mucha suerte en la vida. Bueno, ya la tienes. La vida te ha dado muchas oportunidades, te ha enriquecido de experiencias y tu mente está abierta a todo tipo de aventuras que llamen a esa magnífica casa. Brindo contigo por el amor. Tú y yo sabemos que se esconde detrás de esa palabra. Que el carraspeo de las burbujas del champán llenen de ilusiones y proyectos nuestras vidas y vayan forjando lazos de amistad.

Besos.


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