lunes, 17 de septiembre de 2007

No solo de recuerdos vive el hombre.

Hola. ¿Qué tal estáis? No penséis que he querido descuidar el Blog, todo lo contrario, quiero mimarlo pues me ayuda a estar en contacto con vosotros. Lo que pasa que he querido, al final del verano, he querido hacer este homenaje a estas personas y a esos lugares que han hecho que estas vacaciones sean especiales. Y por eso las he querido lucir durante toda la semana, como velas encendidas para que no se apaguen, para que no se olviden. Gracias a Blanca y a Antonio por su hospitalidad, me siento en su casa con más libertad que en la mía. Gracias a su confianza y a ese desvivir por hacerme romper la rutina cada día, cada tarde, cada noche. Gracias a esa casa llena de música que han relajado las tensiones de fin de curso. Gracias a esa piscina que han refrescado la lectura de mis libros. Tengo que confesar que me da un poco de vergüenza decir que he estado veinte días en Benidorm. No por Benidorm que lo conozco muy bien, sino por lo mal que suena entre las personas que me rodean. Por eso os querido mostrar, por eso prefiero hablar, del Mediterraneo. Es verdad que para llegar a la calita donde me baño, donde medito, donde tomo el sol y donde paso horas y horas mirando la Mar, tengo que atravesar la gran urbe; una hora andando. Pero la sensación de libertad, de naturalidad, de armonía con los cuatro elementos es total. Por eso me gusta Benidorm. Por eso me gusta el Mediterraneo. Por esa capacidad por encontrar la soledad. También he agradecido la visita de mis Hermana y me Sobrino, aunque para él la experiencia no ha sido tan agradable, sino mas bien agobiante. En fin. Muchos recuerdos. Muchas fotos. Muchos nombres que no me gustaría olvidar.
Ahora. Solo ante el ordenador, preso en mi celda, vuelvo con mis "Buenos días" y mi Blog a unirme a este Planeta en busca de amigos con los que compartir lo bueno de la vida, las ganas de vivir. Y si es verdad que no solo de recuerdos vive el hombre es necesario crear recuerdos que hagan que la vida ha tenido un sentido por el qué vivir, por el qué luchar, por el qué apostar. Los recuerdos ya son del ayer, del último verano que pasé contigo. Pero lo que me interesa es el reto del mañana, de mi primer día con los muchachos, de mi primer café con mis amigos, de mi primer paseo por el Paseo del Colesterol, de mi primera tertulia nocturna. Mañana puede ser un gran día. Lo plantearemos así.

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