jueves, 21 de junio de 2007

Feliz adiós

Parecía mentira pero el gran día ya llegó y la orla azul bordea vuestra sonrisa. Hace muchos años, cuando os encantaba colorear los teletabis, empezamos nuestra andadura para reflexionar y meditar las cosas valiosas de la vida porque muy pronto descubriste la pérdida de una amiga y lo importante que es vivir para vosotros, para vuestros padres, para los demás. Alguno no sabía recitar el "padrenuestro". Y Otros, cuando hicimos una manifestación por la paz por el patio del recreo acabó a tortas con los compañeros. La vida es así, llena de contradicciones, de encrucijadas, de acertijos, que con la ayuda de vuestras familias y amigos podréis ir venciendo. La vida es lo que cada uno experimenta, lo que trabaja, lo que esfuerza, lo que lucha. Que nadie se desanime si a pesar de la belleza de la fotografía tiene que repetir curso, pues repetir no es sinónimo de fracaso, sino posibilidad de ser mejor y de hacer las cosas con más cautela.

Quiero agradeceros las palabras que el otro día dirigisteis a mi humilde persona y al resto de compañeros. Al finalizar vuestra estancia aquí, en el Colegio Franciscano de la Inmaculada, a mi también me gustaría dirigir unas palabras personales a cada uno de vosotros. Y las tengo, pero no lo voy a hacer. Han sido muchos años observando como vuestros cuerpos crecen y como vuestras mentes se ha ido enriqueciendo y ensanchando a lo largo de estos cursos que hemos estado juntos, no solo bajo la asignatura de Religión. Ya sé. Ya sé lo que me vais a decir. Parece que ya oigo las vocecitas de algunos de vosotros que reivindica el tesoro perdido por no haber hecho la Primera Comunión aquí. Durante mucho tiempo, y seguirá en vuestra vida, esa será la asignatura pendiente, el gesto que os califica, el destino de una circunstancia perdida y el deseo frustrado de uno de los días más felices de vuestra vida. Pero fue así y así lo tenéis que recordar. Yo tengo otro recuerdo más positivo de vosotros, más bien de vosotras, las que por unos años fuisteis mis primeras monaguillas y que llegasteis a pegaros en los escalones del altar por leer en misa. Qué tiempos.

Hoy, cuando recogéis vuestras mochilas para decir adiós a este Colegio, a vuestros Profesores, a esta Familia Docente que durante muchos años os alimentado en el saber, me gustaría saber que lo hacéis con todo el orgullo y cariño que puede albergar el corazón, los sentimientos y vuestra forma de pensar. Perdonad la falta de paciencia,la poca claridad de nuestras explicaciones, las preferencias y las manías que se pueden ir creando. Pero todos, todos, sois importantes, y la nota de vuestros boletines es el esfuerzo, el trabajo y las ganas que cada uno de vosotros ha puesto en aprovechar el tiempo, en vivir con mirada de futuro, en honrar el sacrificio de vuestros padres y en ser felices estudiando, sabiendo, aumentando el conocimiento. Que cuando salgáis con vuestras mochilas por la puerta del Colegio tengáis un feliz adiós. Os queremos.







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