miércoles, 25 de agosto de 2010

Querida Casandra.

Querida Casandra.

Cada vez que me acuerdo de ti me viene a la memoria aquel pase en aquel año en el que mis padres decidieron acercarse a La Puebla de Montalbán y comprobar con sus propios ojos lo que yo les había contado con muchas palabras. ¿Te acuerdas? En tu cueva tomaste a mi padre como compañero de reparto y pasándole el plumero por su rostro le dijiste aquello de carita de cera. Y mi padre, tan serio, echó pestes por ese momento que tantas risas ha probocado en mi familia. Mi padre es serio, pero por dentro es de cera y se derrite cuando ve que sus hijos son queridos y valorados. Así que, Casandra, acertaste al elegir a ese hombre cuya imagen y cuyo corazón son de cera de lo bueno que es.

Esta mañana me ha sobresaltado el corazón al escuchar en Radio Nacional el comienzo de la Semana Cultural de La Puebla de Montalbán en su nueva edición del Festival Celestina. Ya no llevo la cuenta, pero son ya muchos años. ¡Cuantos recuerdos tengo y no quiero olvidarlos! Me dirijo a ti, y a todo ese elenco de actores que están dispuestos a sudar el traje medieval como la camiseta que con orgullo se lleva, para animarlos, como todos los años a entregarse y disfrutar del placer del teatro. No sé por qué puede afectar la crisis a una representación teatral cuando de lo que estamos hablando es de imaginación, creatividad y medios claros y sencillos. Comprendo que las cosas se quieran hacer bien. Pero un niño es más feliz en medio de un montón de arena que con el juguete más tecnológico y sofisticado. En el mundo de la cultura no tenemos que tener miedo a los medios pobres pues son los que nos hacen más ricos.

Dentro de unos días, Maria Elena, con su dulce voz cubana, os reunirá, como entrenadora de la mejor selección de actores, y haciendo piña os bendecirá con las mágicas palabras del teatro, esparciendo con su hisopo el deseo excrementado de la mierda teatral. Mucha suerte a todos desde la Alcarria. Mucha suerte a cada uno de vosotros, especialmente a aquellas que este año ribalizan como Celestinas en los diversos escenarios de la obra. La Celestina es, para mí, algo más que un libro. Y por lo que veo, cada año puede significar una cosa. Este año, las cinco Celestinas, nos mostrarán los rostros femeninos de la mujer pueblana que pretende sobrevivir a las duras condiciones de una época, de su época, de nuestra época. Vaya mi saludo a las cinco y mis aplausos a ese grupo nutrido de voluntarios, de amigos que gustan del teatro.

Vuelve, Casandra, a tu cueva. Toma el plumero y da la bienvenida a la Cueva de Martinito, como tan bien y locamente sabes hacer. Sigue acariciando las caras de los duros rostros, cuyos corazones tú solo puedes ver. Y diles aquello de carita de cera.

Sabes, Casandra, que te quiero mucho. Un día, cuando termine de limpiar el polvo de mi casa, me acercaré a verte.

Un beso, Casandra.
Un beso, Maria Elena.
Un abrazo distinguidos actores.

Con Ustedes EL FESTIVAL CELESTINA DE LA PUEBLA DE MONTALBAN.
Mucha mierda para todos.

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