lunes, 23 de agosto de 2010

Mucha gente.

No sé Ustedes, pero últimamente veo que tengo a mi alrededor mucha gente. Desde que regresé de vacaciones, mirando en mi agenda el listado de direcciones, los números de teléfono de mi móvil, los destinatarios de mis grupos de direcciones en el correo electrónico, los perfiles de amigos que se suponen tengo en las redes sociales tuenti y facebok, veo que media humanidad está unida, pegada, observándome, controlándome, y conforme hablamos mas tecnológicamente mayor es el control. Que horror, me siento espiado.

Desde hace muchos años la palabra amistad está en mi boca pasiva y activamente. Me gusta esa palabra. Leo en un perfil que No hay cosa más bella que poderle decir a un amigo: Tu significas para mí más de lo que las palabras pudieran expresar". Y estoy de acuerdo con él. Es más, lo felicito porque ha sabido escribir con pocas letras las palabras, ideas y sentimientos que encierra la amistad. Felicidades, tío. Pero, como dice el perfilero, "a un amigo".


En estos días he tachado muchas direcciones, he borrado muchos teléfonos, he eliminado muchos perfiles de personas que si bien empezaron siendo amigos la distancia ha borrado en mi el significado de su amistad y de su nombre. Y empezando por el facebook, siguiendo con el tuenti, las direcciones de mis correos electrónicos, los número de teléfono que hay escondidos en mi móvil y, claro está, esa vieja agenda donde guardaba cuidadosamente las direcciones, calles y más detalles de donde vivían mis amigos, y que ahora ni la miro. Este número fuera, esta dirección fuera, este perfil fuera. Sin querer creo que me he cargado a media humanidad.



No comprendo que sea de bien tener tantos amigos. La psicología, y más la experiencia, nos enseña que se pueden contar con los demos de las manos, o de la mano. ¿Para qué tener tanta gente enganchada a nuestros ordenadores? Yo lo paso muy mal cuando a las tantas de la noche, escribiendo o chateando con un amigo, se abre un bocadillo de un intruso nocturno y te dice "Hola". Si es de bien, vale. Pero si ya no sabes quién es, si su nombre o apodo cibernético ya no te dice nada, si has perdido toda referencia o, si lo que quieres es decirle vete a dormir que yo lo voy a hacer muy pronto. Pues ante un "Hola! un "Adiós".

Hoy mi papelera está llena de nombres, de direcciones, de perfiles y de teléfonos. No quiero presumir de tener tantos miles de amigos añadidos cuando nadie sabe lo que estoy haciendo en este momento. Quiero mi agenda despejada. El listín de teléfonos muy claro. Lo perfiles de mis amigos con las mejores flores que se les pueda mandar. Porque sí. Porque son mis amigos y a cada dedo de mi mano le puedo, todavía, poner el nombre y la imagen de ese ser tan especial a la cual le puedo decir las cosas más bellas que se pueden expresar. Gracias amigos.




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