jueves, 20 de mayo de 2010

Buffet.

No sé si Germán quería matar un fraile, pero esa mañana casi lo consigue. Tras aceptar la invitación a ir a comer a su Instituto, donde ejerce como profesor de cocina, empecé a poner peros cuando me dijo la hora, cuando me comentó cómo iba a ser la exhibición gastronómica, y más, cuando me colocaría en la mesa un profesor, compañero suyo. El Instituto-Comedor se iba a abrir de dos y media a tres, la comida iba a ser al estilo buffet. Miedo me daba, suelo comer por y con los ojos; ese día me pondría las botas. Y así, entre dudas, acepté la invitación.

Me gustaría tener el cariño para decir las cosas como mi amiga Ma. que es una mujer de clase B, que dice las cosas para corregirlas con mucho cariño. Pero también el criterio de mi amigo Ca. que es un hombre de clase A, especialista en el saber estar y en todo tipo de instrucciones para que el glamour sea parte del éxito si se hace de forma sencilla y humilde.
Ya me iba a ir. Estaba que me moría. El reloj estaba apunto de marcar las tres y las puertas aún seguían cerradas. Miré varias veces el móvil no con intención de llamar por teléfono y sí por poner un mensaje: "Lo siento, no me puedo quedar". Hambre y sueño es una tragedia en mis sentimientos. Más cuando soy consciente que una de las invitadas al banquete es la Presidenta de la Diputación de Guadalajara, rostro que reconozco de verlo en las portadas de los periódicos locales. Me muero también de miedo.


Enseguida me presentan al profesor y a su novia con los cuales voy a disfrutar de los lindo de los ricos manjares que los chicos de mi amigo Germán han preparado como fin de curso. El profesor es joven, su novia guapa. Menos mal, también les gusta hablar. Parece que la mesa ya está servida y podemos empezar bien.

Todo un éxito. Todo exquisito. Mi amiga Ma. de clase B les daría un beso a todos. Mi amigo de Ca. de clase A les aplaudiría finamente y les diría que todo eso es un buen comienzo para una larga carrera.
Al final un bello recuerdo, la Presidenta de la Diputación haciendo fotografías a todos los platos, a todas las mesas, a todos los postres. Porque además de comer bien, todo estaba muy bien presentado con una decoración creativa.
Chicos. Todos aprobados. También el del huevo frito.
Buen apetito.





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