martes, 23 de marzo de 2010

Pregón de Semana Santa en El Toboso.


... No es aún media noche, todavía falta mucho, escasamente marcan las manecillas del reloj que pasan de las ocho de la tarde cuando este franciscano, dejando los montes de la Alcarria entra en El Toboso. Sus calles todavía no tienen el sosiego silencioso que se encontraron los ilustrísimos Don Quijote y Sancho Panza, porque todos sus habitantes andan por sus calles sintiendo próxima la Semana Santa. Y en esta noche entreclara, queriendo que fuera del todo clara para este pregonero que busca la sandez para esta buena gente de El Toboso.
Yo no busco a Dulcinea, que sois todos vosotros. Busco a la buena gente, la del corazón sensato, la de espíritu abierto, la de manos encalladas por labrar nuestros campos.

He dado con la iglesia, pues a la iglesia vengo, buscando entre sus calles y callejuelas esos cristianos, niños, mozos, jóvenes, adultos y viejos, que sienten en estos días como la cruz amorosa refriega su envejecimiento. Qué amor tan inmenso. Qué amor ha sido derramado en la villa de El Toboso, entre su gente y su campo.

Quiero en esta noche, como el Hidalgo manchego, hablar con respeto y bien de mi Señora y de mi Señor más alto, sin querer desesperar a los que me escuchan en este prado...

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