martes, 16 de marzo de 2010

Guadalajara, un paseo por las cosas sencillas.


Reconozco que me gusta mucho el lema escogido por la Delegación de Guadalajara para promocionar a la ciudad en la Feria del Turismo, FITUR 2010, aunque es inevitable, cada vez que viene este lema a mi cabeza, el recuerdo, la anécdota, lo ocurrido hace unos meses en pleno centro de la ciudad. Aprovechando unos rayos de sol en este frío invierno me dispuse a salir a andar por lo que aquí llaman el Paseo del Colesterol. Para llegar a él debo de atravesar el Parque de la Concordia, el calle San Roque, el Parque San Roque, el Parque de la Niña y girando hacia la Piscina Municipal, hacia la izquierda, te encuentras una amplia avenida, la Avenida de Zaragoza, donde puedes andar a tus anchas, correr a tus anchas y montar en bicicleta. Hay como tres pistas; las bicis por su carril, los caminantes por la acera y los que corren por una pista de tierra situada a un nivel superior.
Pues bien, uno sale forrado de ropa por el frío, pero contento por ver el sol y tomar el aire. No a muchos metros de mi casa, casi en el arranque de la carrera, un señor de la edad jubilada veo que arroja media barra a la calle. Sé que no fue intencionadamente, pero casi me da. Con la idea de echar alimento a los pájaros, el buen hombre no recapacitó en hacer miguitas la barra arrojada. Uno, con un poco de sensibilidad, y sabiendo la intención del dante, coge la barra, muy dura por cierto, y la pisa para hacer pedazos mas pequeños. Uno en plena tarea panadera se ve envuelto por una sábana de insultos por parte del jubilado que no sabía donde meterme. Uno, que tiene un poco de educación, hace silencio de los improperios.
Un paseo por las cosas sencillas. Creo que ese lema debería colocarse en todos los portales alcarreños, y no confundirlos con el mal gusto, la falta de educación, o la vulgaridad pueblerín que por lo visto abunda. La calle era peatonal, con derecho a los viandantes y a los pajaritos, pero no para tirar las sobras de la comida como antiguamente el agua sobrante de la noche. Tengamos educación. Tengamos paciencia. Tengamos sencillez. Seguramente, si tenemos la sencillez en nuestros ojos, las cosas las veremos más sencillas y seremos más felices.

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