viernes, 11 de diciembre de 2009

Quisiera tener un cuerpo como el de Christiano Ronaldo.



Quisiera tener un cuerpo como el de Christiano Ronaldo para que me dejen en paz. Sí, para que me dejen en paz. Uno ya no tiene la belleza de los veinte años, ni la cabeza de los veinte años, ni el cuerpo de los veinte años. Y por qué narices parece que siempre que presento el carné de identidad me exigen el rostro de aquellos años.
Este chico parece que lo tiene todo, y lo tiene todo: es guapo, tiene buen cuerpo, parece resultón y divertido, se dedica a lo que le gusta y gana mucho dinero. Me gustaría parecerme a este chico, pero no. Me gustaría seguir siendo quien soy, y seguir sintiendo el paso de los días y los años en mi vida.
Hace unos días fui a visitar a un grupo de amigas que ya tienen edad. Me sentí tan mal con su recibimiento que me dieron ganas de salir corriendo, y si bien me invitaron a comer mejor me hubiera sabido un bocadillo en el Retiro. No sé con qué ojos me miraron pero me afearon de narices: que estaba muy gordo, que estaba muy grande, que estaba muy mayor. Y uno manteniendo el tipo. Creo que, gracias que conté hasta diez, hasta quince, hasta veinte, que si no ... Como si ellas no tuvieran que callar, más viejas, más alcahuetas, más rancias.
Quisiera tener otro cuerpo que el que se me va formando, pero no sé qué hacer. Pagar un gym no me parece lo más correcto, conforme andan los tiempos. Correr no puedo, tengo muy mal los meniscos de ambas rodillas. Andar creo que ando, y mucho. Trato de beber mucha agua, de comer con prudencia sin quedarme con hambre. Si veo un circuito de ejercicios en mis paseos no los ignoro. Pero veo que no, que no adelgazo, que no pierdo kilos. Pero sigo andando, sigo bebiendo agua, sigo haciendo mis ejercicios; no desespero porque todo esto me hace sentirme bien.
Eso sí, creo que no volveré a ver a mis amigas. Bastante tengo con mi cuerpo como para que me lo cacareen más. Eso sí, volveré a ver aquellos que me miren a lo ojos, a los que vean algo más que un físico en mi, a aquellos que se preocupen por mi felicidad y mi salud. Esos sí que son amigos. Lo demás sombran.
Y no sé por qué he puesto el ejemplo de Christiano Ronaldo, porque en verdad su cuerpo no me gusta, ni me dice nada, su cuerpo me parece hambriento y ni siquiera lo considero guapo. Pero ha sido el primero que me ha venido a la cabeza, el primero que he encontrado en Internet, y el que mejor viene a pelo en esta reflexión. Desde aquí le pido disculpas si se siente ofendido por utilizar su nombre y su imagen. Pero el chico me comprenderá.
Quisiera tener mi cuerpo con menos tripa, mejores rodillas, unos riñones nuevos, un pecho como Dios manda. Pero no, este es mi cuerpo y con él tengo que vivir y disfrutar de la vida, mi vida. Que rabia me da cuando alguien me la amarga.
Quisiera tener un cuerpo como el de Christiano Ronaldo aunque solo fuese para que me dejen en paz.


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