sábado, 5 de diciembre de 2009

Aminetu Haidar, signo del Adviento. Primera vela, la azul.



Buscando signos del Adviento podría decir que esta sencilla mujer, Aminetur Haidar, se ha convertido en mi primera vela del Adviento. En ella, y por ella, he encendido la vela azul, como queriendo reivindicar la justicia, tan gritada por los profetas en el desierto y cuya repercusión rebrota en las grandes urbes. Ella, pobre, sencilla, pero constante, tiene en jaque a dos gobiernos y muchos la miran como peligrosa, su acción puede ser imitada en cualquier terminal y, sin ánimo de protagonismo, con voz silenciosa, gritar los derechos fundamentales de cualquier hombre o mujer. Su huelga de hambre ha movido a otras voluntades a la solidaridad contra la violación de los Derechos Humanos y ha traido hacia sí a escritores, políticos, cineastas, etc.
Aminetur no está sola, a ese mundillo de la cultura que gusta de las pancartas y pegatinas y, ante una cámara gritan, bailan y reivindican lo que el guión del espectáculo exija. Pero hay detrás de Aminetur, y a su lado, otras mujeres como ella, que son las que le dan fuerza, aquellas que han sufrido las injusticias de unos gobiernos autoritarios que violan derechos a la fuerza.
Aminetur Haidar se ha convertido con su voz callada, con su silencio sonoro, con su huelga de hambre, en una profeta en el aeropuerto de Lanzarote, y, como si en un desierto se tratase, su palabra hace eco en todos los medios de comunicación, prensa, televisión, radio e Internet. Porque Aminetur Haidar está preparando verdaderos caminos de justicia.

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