sábado, 19 de enero de 2008

El Verdugo en Carranque

Magnífica interpretación de Antonio Ponce en el papel de Verdugo en la obra, monólogo, Lo que calla el Verdugo, de Luis María García González. Yo no soy ningún crítico, ni de cine ni de teatro, aunque sé perfectamente que si la crítica es hecha con cariño las palabras se convierten en el mejor emisario para perfeccionar cualquier tipo de escenario. Pero creo que mi crítica, si es que me dejan, no tiene palabras que puedan hacer más grande y creíble el escenario donde se mueve el actor. Muchos en La Puebla de Montalbán vimos la cueva de El Verdugo, prueba de ello fue que sus pases fueron los primeros en agotarse, porque la voz sirvió para mostrar que en esa cueva se representaba un buen teatro y había un buen actor. Con la dirección de María Elena Diartes y la adaptación del autor se ha alargado la confesión sentida del Verdugo que de los veinte minutos en los pases de las cuevas ha pasado a más de una hora en los escenarios teatrales de la Red de Teatros de Castilla la Mancha donde podremos ver a este gran actor confesar ante el público el trauma de ser un intocable en la sociedad inquisitorial y la culpa interior de haber ejecutado a su propio padre por robar unas gallinas.
Llego de Carranque, un pueblo toledano al norte. Confieso que vengo encantado de su Casa de la Cultura; de su Teatro, de su Videoteca, de su Fonoteca. Pero si he ido hasta allí es para desear y dar mucha mierda a mis amigos de La Recua. Qué bien me siento cuando María Elena me pide mi opinión y quiere que sea veraz con mis sentimientos. Magnífico, María Elena, magnífico. No sabes cómo me ha gustado la actuación de Toni, la música de Sebas, Sebastián Lorca, y el público carranquese. Es verdad que la que había detrás de mí al principio se ha pasado haciendo la radiografía al actor. Pero como yo digo, en cada uno de nosotros se esconde un actor, un cómico o cómica que quiere llamar la atención. Ojala, cuando llegue a La Puebla de Montalbán tenga tanto público como en Carranque. Y ojala, cuando lleguen el 31 de mayo a Quero, mi pueblo y mi gente les quiera tanto como les quiero yo. Recua, ¡mucha mierda!.

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