jueves, 24 de junio de 2010

Dramática noche de san Juan.

Las mejores noches de San Juan las pasé en Murcia, en Santa Catalina, bañándome a media noche. Desde que pasó aquella estupenda etapa de estudiante, las noches de San Juan han sido un vivir, pero revivir aquellos baños nocturnos. Esta noche no ha sido distinta.
Con el recuerdo en el pasado me lancé a la calle buscando hogueras donde matar mis malos espíritus y quemar toda la mierda que llevo acumulada últimamente que, además de oler mal, me pesa mucho en la conciencia. Me bajé al Henares, pero la belleza del río me pedía fuego. Me hubiera mojado un poco pero este río, sus aguas, me dan un poco asco. Y uno, además, es cobarde para meterse en el río.

Bello estaba también el cielo, con luna casi llena. Pero faltaba el fuego. Mi sorpresa fue que, mientras subía hacia casa, en el Barrio de La Merced encontré una pequeña hoguera de vecinos. Allí paré. Allí me quedé hasta que la hoguera se consumía del todo. Mirando fijamente quise quemar todo mi interior que me molesta, que me incomoda, que me molesta, que me impide ser mejor persona. Pasadas las doce de la noche me encontraba mejor. La magia de la noche de San Juan había funcionado.



Pero no quiero dejar de solidarizarme con las familias de los jóvenes y no tan jóvenes que en Castelldefels lloran en el día de San Juan por las pérdida, heridas y susto de esta triste noticia que ha conmocionado a España. Ha sido una dramática noche de San Juan.








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