lunes, 23 de junio de 2008

Fin de Curso: Discurso del Profesorado

Discurso GRADUACIÓN 2007 2008

Ahora vamos a ver si sois de lágrima fácil o duros como rocas.

Es la primera vez que respondo a un discurso de los alumnos que se gradúan. Lo hago para intentar que recordéis estos momentos y los guardéis en vuestro interior, junto con tantos otros, unos buenos y otros no tantos, que habéis ido almacenando a lo largo de 13 años en el colegio.
Estos profesores a los que habéis nombrado y recordado han, HEMOS, seguido vuestra vida desde la infancia.
Os hemos visto crecer, madurar (¡!¿?) hemos seguido vuestro proceso de formación durante muchos años.
Os hemos visto reír, hemos reído con vosotros, también nos hemos enfadado con vosotros.
Os hemos visto llorar, y os hemos hecho llorar (quien bien te quiere te hará llorar)
Os hemos visto alegres, enfadados…
Os hemos acompañado en los momentos más importantes de vuestras vidas. Hemos sido testigos de los cambios que habéis experimentado. Estábamos ahí, a vuestro lado, cuando nos habéis necesitado.
Hemos intentado hacer de vosotros unas buenas personas, hemos intentado daros una formación que os permita ir por la vida con libertad y seguridad, con unos conocimientos y unas experiencias que sirvan de base a todo lo que os falta por aprender y por vivir.
No pedimos mucho a cambio: que recordéis a las personas que os ataron las trencillas de los zapatos, la maestra que os consoló y os limpió las lágrimas y las heridas, también la que os limpió los mocos. Los maestros que os enseñaron la lectura, la escritura, las ciencias, que os regañaron por correr y chillar en los pasillos…
Estos son los maestros, entre los cuales me incluyo, que ahora vemos y sentimos que os vais. Os vais y os lleváis una parte de nosotros y una parte del colegio con vosotros.
Y esa parte de nosotros que os lleváis es irreemplazable. Vendrán otras promociones, otras personas, pero no serán las mismas, porque también os enseñamos a ser diferentes a cada uno de vosotros. Llenarán otros huecos de nuestros corazones, pero no el que dejáis vosotros.
Nada más: quiero que os sintáis orgullosos de haber estudiado en el Colegio Franciscano, de pertenecer a una larga tradición de estudiantes que se han formado en estas aulas y que igual que vosotros, cuando llegó el momento de la verdad, el momento de la despedida, vieron lo que perdían y lo que se llevaban consigo. Lo que dejaban y lo que ganaban.
Sed buenas personas, personas honradas y decentes, o como se dice ahora, personas “legales”. Y vayáis donde vayáis no olvidéis nunca a los maestros, a los compañeros y al Colegio Franciscano. Podéis estar seguros de que ellos no os van, no os vamos, a olvidar NUNCA.
Don Alfonso Martín.

No hay comentarios: