viernes, 20 de junio de 2008

El Ministro General y las Monjas de Clausura



Me pide el Padre Gregorio que transcriba en unas palabras la rica experiencia que vivimos las Monjas de Clausura Franciscana, en sus tres ramas: Clarisas, Concepcionistas y Terciarias Franciscana, el pasado día 31 en el Convento de Duque de Sesto de Madrid.
Sabiendo que el día anterior estuvo con nuestros queridos y benditos frailes de La Puebla de Montalbán en un encuentro con los Profesores del Colegio, nos costaba madrugar para asistir al encuentro de Madrid. Nos hubiera gustado que el Ministro General, ya que pisaba la tierra de Fernando de Rojas, se hubiera acercado a visitar nuestra sencilla y humilde fraternidad de Monjas Concepcionistas. Pero tengo que reconocer que el encuentro de Madrid fue una experiencia muy buena para mí, y muy rica e interesante para las jóvenes.
El Ministro General nos dirigió unas palabras tratando de exaltar los elementos que nos unen en la Familia Franciscana. Estos son:
1. Vivir el Evangelio, encuadrado dentro de nuestra vida fraterna de clausura.
2. Vivir nuestra vida desde la fe; sin fe no hay motivos para aceptar al otro; la comunión nace de compartir los dones de la fe, los vínculos fraternos estarán más fuertes, más centrados cuanto más compartamos nuestra fe.
Fray José Rodríguez Carballo nos dijo que nuestra vida fraterna depende de la comunicación que se da en la comunidad. El fundamento evangélico de la vida depende de nuestra relación con Cristo, que después se manifiesta en la relación con los hermanas. Por eso, nuestras fraternidades están llamadas a buscar en la “palabra”, el sentido profundo de ser, poniendo el Evangelio en el centro de vida de una concepcionista, de una clarisa, de una terciaria, de un fraile.
Hizo hincapié en la última carta que ha escrito en Pentecostés y nos enseñó como orar con la palabra.
Primero, hacer una lectura programada.
Segundo, medita y asimila esa palabra.
Tercero, ora y contempla desde el carisma franciscano la bondad de Dios.
Cuarto, pon en práctica la palabra y anúnciala. Escúchala. Concíbela. Sácala a la luz de tu vida.
Tiene razón el Ministro General cuando dice que si queremos una renovación profunda de la vida consagrada tenemos que volver a la palabra. Por eso nos pidió a todas nosotras:
Que tenemos que ser unas mujeres evangélicas.
Que tenemos que ser unas mujeres muy en relación.
La vida religiosa fraterna exige una relación auténtica.
La Formación tiene que mirar a hacernos personas en relación.
Debemos saber conjugar en la vida comunitaria la familiaridad con el respeto recíproco, la intimidad, y al mismo tiempo la autonomía.
Pero donde resaltó más hacia donde conjugar más nuestra comunión es hacia los pobres, con los últimos, renunciando a tantas seguridades. Tenemos que recuperar la libertad. Tenemos que ser libres, como Francisco, que sabe que no hay otra seguridad que Dios.
Terminó el encuentro pidiéndonos:
Que seamos mujeres libres.
Mujeres de la Palabra.
Que seamos mujeres que se dejan guiar por la palabra, porque la palabra es vida.
Creo, Padre Gregorio, que en estas pobres palabras recojo el intenso día vivido junto al sucesor de San Francisco; un hombre sencillo, amable, educado y respetuoso. Fray José Rodríguez Carballo es un hombre de Dios, un testigo para la humanidad, un fraile sencillo y humilde.
Madre Pilar, concepcionista franciscana de La Puebla de Montalbán

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