Termina, por este año, la vida del Colegio. Faltan evaluaciones y recuperaciones. Muchos de los de Cuarto de la ESO ya han terminado de comerse el bocadillo en el Convento, el sello de franciscanos lo llevarán allí donde las ganas de saber les lleve. Siento que se va una parte importante de mí, desde Tercero de Primaria la palabra Religión la han asociado a mi persona, y será ahora, cuando salgan por la puerta grande del Colegio cuando el verdadero debate religioso lo establezcan. Hablarán de la vida, de literatura, de química, y lo podrán decir en varios idiomas. Pero de lo que hablen dependerá del sentido que le den a la vida, de los valores que sean importantes para ellos, de su ética práctica y de sus deseos de ser felices. Adiós, Chicos con el corazón, que en vuestras ganas de comeros el mundo no perdáis el recuerdo de esta sencilla y humilde casa. A lo largo de estos años he intentado, además de motivaros a leer más, a descubriros muchas cosas.
Me gustaría saber que no habéis olvidado aquellas oraciones con las que os preparabais para recibir la Primera Comunión y que el día de mañana serán muy importante para hablar con Dios el día que tengáis que mirar al Cielo por muchos motivos. En estos años, vuestra escala de valores ha cambiado mucho, como vosotros habéis cambiado. Todavía me sigo preguntando dónde están aquellos inocentes niños que lloraban, no por la herida hecha, sino porque temíais que vuestros padres se enfadaran por haber roto el pantalón. Deberíais de leer más. Sois un curso muy cómodo, que os creéis, como niños, todo lo que sale en las películas. Todavía estáis a tiempo; leed. Leed. Estudiad. Investigad. Haced comentarios, manifestad vuestras protestas con sentido y acierto. Pero sobre todo buscad vuestra felicidad sin que nadie os engañe. Como vuestros padres, esta familia educativa de frailes y profesores, hemos intentado transmitiros de la mejor manera los pilares que puedan sostener el mundo que seáis capaces de construir. Sed fuertes y valientes. El mundo desde hoy es vuestro.
Gregorio
Me gustaría saber que no habéis olvidado aquellas oraciones con las que os preparabais para recibir la Primera Comunión y que el día de mañana serán muy importante para hablar con Dios el día que tengáis que mirar al Cielo por muchos motivos. En estos años, vuestra escala de valores ha cambiado mucho, como vosotros habéis cambiado. Todavía me sigo preguntando dónde están aquellos inocentes niños que lloraban, no por la herida hecha, sino porque temíais que vuestros padres se enfadaran por haber roto el pantalón. Deberíais de leer más. Sois un curso muy cómodo, que os creéis, como niños, todo lo que sale en las películas. Todavía estáis a tiempo; leed. Leed. Estudiad. Investigad. Haced comentarios, manifestad vuestras protestas con sentido y acierto. Pero sobre todo buscad vuestra felicidad sin que nadie os engañe. Como vuestros padres, esta familia educativa de frailes y profesores, hemos intentado transmitiros de la mejor manera los pilares que puedan sostener el mundo que seáis capaces de construir. Sed fuertes y valientes. El mundo desde hoy es vuestro.
Gregorio
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