jueves, 29 de abril de 2010

Nos vemos en Molina, el año que viene.

El sábado 24, el sábado pasado, terminé los Ejercicios Espirituales que he dado a la Comunidad de Mayores de las Adoratrices de Guadalajara con una frugal comida. El ritmo de la semana, aunque cómodo, al cabo de los días fue pasando un cansancio que el mismo sábado pasó factura. Era necesario una buena siesta y descansar. Por eso llegué tarde al Festival.
Bueno, llegar tarde es un decir. Llegué al final. Mientras subía al Colegio de los Salesianos tuve que atravesar la Plaza de Santo Domingo. Ya se notaba un ambiente juvenil. Por mi cabeza especulativa ya empezaba a pensar que seguramente en la Plaza había más jóvenes que en el magnífico salón de actos que los Salesianos tienen. Pero no, mi conciencia fue vencida por la realidad. Salesianos estaba repleto y rebosante de juventud. Y eso se veía y se sentía.
Como digo, llegué al final. El final del Festival de Oración, Música y Danza. Una joven pidió un redoble de tambores. Todos los participantes empezaron a tocar con las palmas de las manos los respaldos de los asientos y una voz joven empezó a decir:
El ganador es ...

Molina

No me lo podía creer. Empecé a ver a personas mayores llorando. Daba la sensación de estar viendo el final de una edición del Festival de Eurovisión. Las abuelas vestidas con atuendos rojos lloraban y se abrazaban. Me imaginaban que tenían que ser las abuelas de los participantes ganadores. Pero no. Las abuelas eran integrantes del grupo ganador. Subieron al escenario y junto a unos niños de azul y unos jóvenes de violeta, entonaron el canto final, el canto de la gloria mientras en el público empezó a escucharse un nuevo canto, un grito unánime, una voz que aclamaba.

Nos vemos en Molina

el año que viene.


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