lunes, 6 de abril de 2009

La vida se vive una vez, pero da mil vueltas.



Después de una semana de pasión he pasado a celebrar los días de gloria. Vaya diferencia. En cuestión de unos instantes he empezado a tener tiempo; tiempo libre, tiempo para leer, tiempo para ver una película, tiempo para tomar café con un amigo, tiempo para volver al Colesterol, tiempo para cenar con los amigos. Y allí fue, en casa de unos amigos, padres de alumnos, que me invitaron a cenar, donde escuché esta frase en boca de un niño de diez años. "La vida se vive una vez, pero da mil vueltas".
Y si da vueltas... Las vueltas que da la vida. El caso es que la primera parte pertenece al padre. Enfadado por los resultados que el hijo mayor ha traído de la segunda evaluación, mi amigo quiere hacerle ver a su hijo que hay que aprovechar las oportunidades que nos da la vida para ser alguien en la vida. "La vida se vive una vez" y hay que aprovecharla. Creo que este padre, y no porque sea amigo mío, es un ejemplo de aprovechamiento. Bien se podía haber quedado con sus primeros estudios, con sus primeros destinos, con sus primeros trabajos. Y no. El ha seguido aprovechando las oportunidades que la vida le ha ido ofreciendo y se ha constituido en una autoridad. Esfuerzo, constancia, sacrificio, son unas cuantas de las palabras que yo creo que irán debajo de esa disciplina de la que no se presume. Por eso duele que el vástago no tenga motivación de superación.
El pequeño, que las ve venir, y no le falta filosofía propia, sabe cazar las frases del padre y darle puntilla de continuación, "pero da mil vueltas". Y no lo sabe bien. Con diez años las vueltas que le va a dar la vida. Se podía decir que está apunto de comenzar por exigencias del guión. Recuerdo con mucha admiración a la profesora de Química que tuve en Ávila. Ella me encantó por la sencillez con que nos explicaba las formulaciones químicas y sus diversos planteamientos. Pero me pareció más interesante cuando me explicó cómo había llegado a terminar la carrera, dejando algunas asignaturas para septiembre porque no podía con todas. Ya en mis estudios teológicos tuve un profesor de filosofía que me dejó prendado por su estilo alemán. Tenía tres carreras: teología, filosofía y medicina. Tres carreras, tres vocaciones. Su verdadera vocación era la medicina, pero se dedicó a la filosofía porque tiraba de él. Las vueltas que da la vida.
Hoy también, tras disfrutar de la cena y la velada, sigo pensando en esa frase. La vida se vive una vez, pero da mil vueltas. Me remueve la conciencia pensar que no estoy aprovechando bien la vida, que pierdo el tiempo, que dejo escapar oportunidades, que le doy mil vueltas a las cosas. Y en parte tendrá que ser así: perder el tiempo, para ganarlo; dar mil vueltas para valorar la opción; vivir la vida meditando lo que se hace. Lo cierto es que no me gustaría perder la vida, lo hermosa que es la vida, en tonterías. Por lo menos, la frase del chiquillo, me ayudará a dignificar mi vida un poco más.
"La vida se vive una vez, pero da mil vueltas"


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