lunes, 18 de agosto de 2008

Viva el verano


Hola, Amigos. No escribo eso de "amigos y amigas" porque este verano ya entró uno a la sacristía para decirme lo que está escrito por la Real Academia, que eso de "hermanos y hermanas" está de más. De más, pensé yo, que uno tiene sus principios, estás tú, que uno no predica para doctores sino para que se entere la gente sencilla de que Dios es amor, felicidad, paz, ... Bueno. Empiezo de nuevo que uno no escribe para predicar.
Hola, Amigos.
Algo raro me está pasando. Este verano está resultando muy especial, como si los sólidos cimientos de mis principios y valores se hubieran humedecido y parte de mi estuviera cambiando. No sabría explicarlo mejor: como si ese suelo delicado en el que está construido todo el ser; las creencias, los sentimientos, los afectos, la forma de pensar, los ideales, la familia, los amigos, los deseos y esperanzas, todo, absolutamente todo se viera dañado por la fisura de un pequeño terremoto. Este verano estoy muy sensible y por eso me veo raro.
Tengo la tristeza del fin de vacaciones, la nostalgia por la separación de mis padres, el alejamiento de mi sobrino, la pérdida de la Casa Grande, el pensamiento increíble de unos días de mar, mucho cine y mucho baile y el recuerdo mágico de la luna de julio. ¿Melancolía? Puede ser, porque todo eso va dentro de ese proceso postvacacional. Pero no, todo esto empezó antes y los que me conocen saben que este mal humor tiene raíces invernales. Solo espero que esta tristeza no sea infinita y con el ritmo del trabajo, la alegría de los niños, el afecto de los amigos y la aceptación de mayores me pueda curar. Este verano me he visto llorando cuando he recibido un mensaje de una amiga, cuando me ha llamado un amigo, cuando he encontrado a alguien para ir al cine, cuando una viejecita me ha felicitado por la predicación, cuando me han dicho que me puedo sentir orgulloso de los padres que tengo, cuando me han llevado a cenar gachas al corazón de la Mancha. Este verano he llorado mucho porque me he sentido muy afortunado de tener a personas muy especiales a mi alrededor. Viva el verano y viva la buena gente.
Espero que después de este desahogamiento pueda contaros muchas cosas de este verano muy especial; de mis días en Benidorm, en Quero, en Valencia, de mis amigos, de mi familia, de mi sobrino. Como dice la canción, viva el verano.

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