Hola. No he vuelto, porque todavía sigo de vacaciones. Mi amiga Blanca, la de Benidorm, ha regalado su ordenador a un camarero y este año no he podido, o no he tenido la facilidad del año pasado de seguir escribiendo en mi Blog. No sé si tengo celos del camarero por el ordenador que le han feriado o por el afecto y simpatía que ha despertado en mi amiga. Ha sido un buen regalo y a sido a una buena persona. ¡Te lo mereces, Chaval!
Me gustaría escribiros sobre mis vacaciones; de la playa, la piscina, lo que he leído, lo que he escrito, de mi luna lunera. Pero no. No puedo escribir por ahora de mis vacaciones. Esta mañana mis padres me ha pedido que les confiese. Esta tarde una amiga ha venido a confesarse. Esta noche he preparado a unos novios y se ha confesado muy bien. ¿Qué tendrá el perdón? ¿Qué esconderá en su infinito misterio?
Mañana es 2 de agosto. Para la familia franciscana es una fecha muy importante, celebramos el Día del Perdón de Asís; una indulgencia centenaria que nos ayuda a crecer en fraternidad desde la humildad, la sencillez y el perdón. Me ha hecho mucho que pensar que todas estas personas hayan perturbado mi halo veraniego buscando en mi algo que no es mío. Lo que he recibido gratis tengo que darlo gratis; a mis padres, a mis amigos, a quien me lo pida. Recuerdo que en una película un sabio, que había sufrido mucho, dice al protagonista del filme, que el poder más grande que tiene el hombre es el de perdonar porque el perdón nos hacer ser como dioses.
Muchas felicidades a la Familia Franciscana, a los que se llamen Ángeles, Angelines. Muchos jóvenes se reunirán mañana en la explanada de Santa María de los Ángeles de Asís para ganar la indulgencia plenaria del Perdón de Asís con el deseo de ser mejores personas, más responsables con nuestro mundo y más solidarios con la hermana naturaleza.
Que el valor del perdón y de la misericordia nos hagan mejores en todos los aspectos de la vida.
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