domingo, 7 de febrero de 2010

La guerra de la Cruz.


No sé a quién debo de darle las gracias ante esta guerra ridícula por los crucifijos que, por marear la perdiz, se ha inventado el Gobierno, aunque el humo venga de lugares superiores. Los símbolos y los signos, ellos son en la medida que tienen un sentido y un significado profundo para cada uno. Si a eso le añadimos el matiz religioso, el signo tiene una referencia que da, además de señas, da sentido a esa vida para la cual, en este caso el crucifijo, es la referencia de un Amor con mayúsculas, y que es entendido por todos. Es curioso, ha pasado de ser una moda a ser objeto requisado. Hemos visto cómo nuestras mejores modelos parecían episcopales en sus muestras de elegancia, dejando que la moda litúrgica baje a las calles. Solo hay que preguntarle a nuestros jóvenes por qué llevan esa cruz o ese rosario en el cuello, más allá de que porque resalta el moreno del cuerpo o luce mejor esta prenda no sabrían responder. Y ahora nos viene la guerra del Gobierno. Me río.

Cerca de mi casa, osea, de mi convento, hay un bajo dedicado a mezquita. Ayer mismo me quedaba mirando cómo muchos jóvenes musulmanes se acercaban, al caer el día, a la oración con sus ropas de identidad, unas chilabas mas propias de monjes ortodoxos que de jóvenes que viven entre nosotros. Incluso pude ver, como algunos que viven más lejos, se acercan con el coche y, abriendo el maletero se cambian de ropa para entrar apropiadamente a su sagrado templo. Los signos y los símbolos religiosos son muy importantes y deben de respetarse. En esta Memoria Histórica tenemos a muchos hombres y mujeres que murieron por la libertad y la expresión religiosa, gente sencilla y buena, que vivieron y trabajaron por el desarrollo de un pueblo. Y el pueblo se lo agradeció haciéndoles mártires de la causa. Dicen que la historia se repite si no se reflexiona. Y vamos a eso, pues somos tan ignorantes que tenemos que buscar en un diccionario qué es reflexionar. Por eso hay que estar preparado, el día que menos te lo esperas llaman a la puerta y te llevan al patíbulo.

Agradezco, sobre todo Gobierno que haya empezado esta puja como humareda que oculte los verdaderos problemas del país. Pero, ante todo, agradezco a las 90 organizaciones, y me consta que son más, que se han sumado a la iniciativa del Consejo Arciprestal de Pastoral de Guadalajara, en defensa de la cruz en lugares públicos. Y agradezco al Consejo Arciprestal, pionero en esta iniciativa en España, que haya mostrado en la mesa de la rueda de prensa el crucifijo franciscano, el Cristo de San Damián. Un Cristo victorioso y triunfante ante el dolor de la cruz.
Pero ¿qué mal puede hacer un crucifijo si incluso a nuestros alumnos les debe de estimular a estudiar con más empeño y sacrificio, pensando más en los demás y motivándoles su futuro?. De verdad, no entiendo la finalidad de esta guerra. Creo que a este Gobierno se le ha caído la cruz encima y así vamos.


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