jueves, 21 de enero de 2010

Haití

CARTA DEL MINISTRO GENERAL DE LA ORDEN DE
FRAILES MENORES CON MOTIVO DEL TERREMOTO DE HAITI

Quiero unirme profundamente y de corazón a todos los hermanos que comparten la vida con los haitianos y sobre todo establecer una comunión con aquellas personas que más han sufrido esta desgracia. Pienso sobre todo en los más pobres, en los niños y en los ancianos, en los enfermos e incapacitados. Pienso en aquellos que han perdido la vida bajo los escombros y en aquellos heridos que yacen aún bajo las ruinas de las casas y los edificios.

La tierra ha sembrado nuevamente la desolación y las infraestructuras se han visto gravemente dañadas. Sé que los grandes edificios, como el palacio presidencial, la Catedral y la sede de la ONU están literalmente en el suelo, cuánto más las casas de los más necesitados, aquellos que ya vivían con lo mínimo e indispensable. También los medios de comunicación están cortados e interrumpidos, creando aún más confusión.

Deseo presentar al Buen Dios esta situación desolante. Su corazón de Buen Padre acoja a todos los que han muerto, consuele a sus familiares, sea la fuerza de los heridos y abra las entrañas de la solidaridad de todos los pueblos para que entre todos podamos salir al encuentro de nuestros hermanos, los hombres y mujeres de Haití.

Con estas letras hago también un llamamiento a todos los hermanos de toda la Orden, para que ayuden económicamente a los damnificados del terremoto en Haití. Pido generosidad sin límites y con urgencia a todos los Provinciales de nuestra Orden para que a través del Economato general hagan llegar sus donativos a la Curia. Desde aquí, centralizados, se enviarán a los Hermanos de Haití.

Una vez más oro por todos y presento al Señor en la Eucaristía todos los dolores y sufrimientos de nuestros hermanos en Haití.

Que el Señor os bendiga y os consuele con toda clase de bienes.Fraternamente,
Fr. José Rodríguez Carballo, ofmMinistro general.



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