martes, 4 de enero de 2011

El Viaje de mi Vida.

Tras un paseo por los jardines de la Basílica de Nazaret, todo el camino nos conducía a la iglesia de San José, situada a un extremo del patio. Vamos un poco acelerados pues no queremos perder el turno y quedarnos sin celebración eucarística en un lugar tan precioso.


Confieso que el lugar de nuestra celebración me lo comunicaba el guía por la mañana. Seguramente era algo que concertaba con los distintos sitios nada más dejarnos en el hotel. Por eso nuestro itinerario variaba del fijado por la agencia española, la posibilidad de celebrar la misa en un sitio o en otro modificaba nuestro camino.

La iglesia de San José es muy sencilla. Eso es lo que hace que uno se sobrecoja en estos lugares. Gracias que entre los peregrinos había gente de iglesia y parroquia, nuestras celebraciones estaban animadas con cantos. Hay que decir que las diversas misas no estaban marcadas por los días de la semana, sino por los Lugares Santos que visitamos. En este caso, al encontrarnos en Nazaret, las lecturas y la liturgia corresponden a la Anunciación. No me cansaré de escribir lo emocionante que era celebrar la Eucaristía en dichos Lugares.

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