miércoles, 2 de julio de 2008

¿Dónde estabas tú cuando ganamos la Eurocopa?


El lunes, 30 de junio, varios periódicos coincidían en sus columnas con el mismo titular: ¿Dónde estabas tú cuando ganamos la Eurocopa?. Me pareció una pregunta muy interesante para comenzar una conversación, más cuando el tema del fútbol está viviendo unos días dorados, los que no somos entendidos, fuera de la selección y la defensa del color rojo, no sabemos qué decir. Y así comencé a escribir mensajes a mis amigos, a preguntar a mis compañeros, a charlar con mis vecinos. Es una pregunta que engancha, con más de uno me arrepiento de hacérsela, pues parecía que el gol de Torres lo había metido ella desde el comedor de su casa.
Mis padres vieron la final en casa, con mis hermanos. Mi sobrino y mi hermana en la piscina. Como mi cuñado tiene fuertes dolores de espalda se quedó en casa viéndolo. Enseguida me hicieron saber que a Don Quijote y Doña Dulcinea, esculturas de metal que hay en la fuente de la Plaza, se les había colocado la bandera española mientras la juventud se bañaba.
En el pueblo de mi amigo, al cura joven no dudaron en meterlo a la fuente. Enseguida me advirtió del cuidado que había de tener. Los amigos de Madrid estaban locos, no sabían a dónde dirigirse y salieron a la calle a mirar qué estaba pasando. Los que por edad y enfermedad no pudieron salir oían atónitos los ruidos de la calle y escuchaban los comentarios de la radio.
En La Puebla, quien más y quien menos, se hizo presente en la Fuente del Convento. Muchos habían pasado por la Plaza para ver el partido, pero viendo que no se veía por la claridad de la hora, prefirieron locales más oscuros y más frescos. Pero en el momento de la victoria sí que salieron a la calle a festejar que somos campeones. Noté la ausencia de una amiga, sin la intervención suya no se hubiera podido instalar la pantalla gigante en la Plaza, pero luego supe que había visto el partido en casa junto a su hijo que no se encontraba bien. Espero que ya esté mejor. Otro, para seguir la tradición, no quiso venir a la Plaza y se quedó en El Paso. Me imagino, que como Rafita, El Nogal, o Retro, por no decir el nombre de todos los locales de La Puebla, estarían llenos y que saltarían de emoción al vernos y sentirnos ganadores de la Eurocopa.
Me gustó la columna de ayer de Antonio Gala. Él, como muchos, no entiende de fútbol, pero comenta que el domingo gritaba de entusiasmo con sus perritos. Muchos gritamos, saltamos, nos abrazamos, nos emocionábamos y sentíamos con orgullo el ser español. Español, Español, Español. Que imágenes tan bonitas para la historia, para el recuerdo y para el corazón. Esta mañana, leyendo un periódico deportivo, lloraba al saber que ciudades como Barcelona o Bilbao sacaron sus banderas españolas para celebrar la victoria. Os podéis imaginar el resto de capitales, provincias y pueblos.
El domingo, en misa, pocos se dieron cuenta que había colocado en el altar una bandera española. Había que rezar. Las Monjas no hicieron menos y en el recreo, tras el rosario, la corona y oraciones a San Antonio, las más jóvenes pidieron a Sor Pilar que les dejase ver el final del partido.
¿Dónde estabas tú cuando ganamos la Eurocopa? Sé que algunos se fueron al cine, a callejear por el casco antiguo de su pueblo, a leer una novela escuchando música clásica, a hacer otras cosas. No tiene por qué gustarnos a todos el fútbol. Pero qué dulce es sabor de la victoria.

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